Más de 150 millones de brasileños están llamados este domingo a su nuevo presidente. Lula da Silva, expresidente de la República Federativa de Brasil y candidato del Partido de los Trabajadores, ganó la primera vuelta, pero Jair Bolsonaro, actual presidente del país y líder del Partido Liberal, quedó mucho más cerca de lo que las encuestas habían pronosticado. Ahora mismo, Lula vuelve a ser el favorito.

Sin embargo, ni uno ni otro candidato, según aseguran los expertos, han demostrado tener un programa bien defininido. De nuevo, en su último debate los insultos y los ataques han sido los grandes protagonistas. "Fue un debate de una pobreza intelectual y una falta de ideas preocupante", ha apuntado Bruno Ayllón, doctor en Relaciones Internacional. "Es una campaña que han centrado mucho en su propio carisma", ha añadido Anna Ayuso, investigadora senior en Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB).

Ambos saben que los evangelistas son el gran objetivo. Ahí, Bolsonaro juega con ventaja. De hecho, para los expertos, Lula ha tenido que hacer más concesiones. "Dice ser creyente, estar en contra del aborto y a favor de la libertad religiosa y que no va a cerrar iglesias", ha subrayado Ayuso. La violencia tampoco se ha ido del todo en esta segunda vuelta. Hace unos días, un seguidor de Lula era asesinado.

Pero, sobre todo, ha habido asedio electoral. "Hay empresarios que han reunido a sus trabajadores y les han dicho que o votaban a Bolsonaro o se iban a la calle", ha denunciado Ayllón. Además, partidarios del Partido de los Trabajadores han recibido para este domingo descuentos del 50% en parques de atracciones. Una manera de favorecer la abstención y que podría afectar negativamente a Lula. De nuevo dos estados clave: Minas Gerais y Sao Paulo.

"Minas Gerais es una suerte de 'Ohio brasileño'. Allí, Lula gana con el 6%. Y también hay que mirar a Sao Paulo", ha señalado el doctor en Relaciones Internacionales. Este es un estado casi responsable del 30% del PIB brasileño y en el que la ventaja, aunque mínima, es por el momento para Bolsonaro. Un líder de extrema derecha que en el último debate desveló el gran misterio: "Por primera vez reconoció que aceptaría el resultado de las elecciones aunque perdiera".

El amazonas, clave en las elecciones

En juego no solo está el porvenir de millones de brasileños, también el futuro del planeta. Desde la llegada a la presidencia de Jair Bolsonaro, la deforestación en el Amazonas ha aumentado un 75%, aunque él lo niega. "Más del 80% de la selva Amazona permanece intacta, en contra de lo que informan los principales medios de comunicación", indicó el pasado mes de septiembre. El amazonas ha registrado 37.000 alertas de en 2022, la peor cifra en la útima década.

Además, se han perdido más de 3.900 kilómetros cuadrados de vegetación nativa en lo que va de año. Son consecuencia de unas políticas que han alentado a agricultores, madereros y mineros a invadir áreas protegidas. Bolsonaro también ha recortado la financiación de agencias medioambientales, ha descuidado los planes para prevenir la deforestación y ha congelado el fondo amazónico, una iniciativa en la que Noruega y Alemania realizaban donaciones para proteger la selva.

"Tenemos que elergir si mantenemos el Amazonas vivo o si mantenemos a Bolsonaro en el poder", ha advertido Marcio Astrini, secretario ejecutivo del Observatorio del Clima. Durante el mandato de Bolsonaro, 34.000 kilómetros cuadrados de bosque tropical han acabado deforestado. Durante la presidencia de Lula, entre 2003 y 2010, la deforestación se redujo en un 73%. Brasil elegirá ahora si salva o da la espalda al pulmón del planeta.