El expresidente estadounidense (2017-2021) y candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, ha pedido el uso de la pena de muerte contra "los migrantes que maten a ciudadanos estadounidenses" y a los policías. "Por la presente pido la pena de muerte para cualquier migrante que mate a un ciudadano estadounidense o un agente de la ley", ha señalado Trump en un mitin de campaña en Reno, Nevada.
Mientras, este mismo sábado ha asegurado en una mesa redonda con latinos en Las Vegas que la inmigración irregular quita empleos a los ciudadanos hispanos en este país, algo que no respaldan datos históricos. También ha vuelto a recurrir a su monólogo sobre la relación entre criminalidad e inmigración irregular para movilizar el voto conservador en California, un estado de mayoría demócrata.
La intención de Trump es mantener el control de la Cámara de Representantes en noviembre. Trump se presentó en Coachella, ciudad al este de Los Ángeles conocida por el festival homónimo, como cabeza de cartel para hablar de la "invasión inmigrante" y prometer que si gana las elecciones el 5 de noviembre será "el día de la liberación".
"Dejadme deciros lo que pasa en la frontera, porque os afecta probablemente más a vosotros que a ningún otro, a los afroamericanos ya los hispanos estadounidenses: la gente están llegando en masa y robándoos vuestros trabajos, os quitan vuestros trabajos, y eso es por culpa de Kamala (Harris) y (Joe) Biden", ha asegurado el candidato.
Culpa a Harris
"En este caso es culpa de ella, porque estaba a cargo de la frontera", ha indicado Trump. El expresidente estuvo rodeado de un grupo de empresarios y trabajadores hispanos, que alabaron su política económica cuando estuvo al frente del país entre 2017 y 2021, entre ellos el consejero delegado de Goya Foods, Robert Unanue, estadounidense con fuertes vínculos con España y muy cercano a Trump.
Según datos del Departamento de Trabajo, los inmigrantes, especialmente aquellos sin permiso de trabajo, realizan trabajos en roles diferentes al de la población nacida en Estados Unidos, incluso aquella sin haber finalizado la educación secundaria. Por lo general, los migrantes optan a trabajos como la construcción o limpieza, así como tareas agrícolas, coincidiendo con el tipo de trabajo que los nacionales no quieren, y no son competencia para trabajadores nativos con dominio del inglés.
Además de no competir en un mercado laboral rígido, son utilizados, en muchas ocasiones, para apoyar la supervivencia de pequeñas y medianas empresas. Estas son lagunas de las tesis de una investigación del economistas de la Universidad de California Davis, Giovanni Peri, que concluyó que el influjo de refugiados cubanos en los 80 en Miami contribuyó a una mejora en los salarios de los trabajadores afroamericanos e hispanos residentes en la zona.
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Los nacidos en el extranjero dentro de la fuerza laboral estadounidense representan alrededor del 20% del total e incluyen personas que son ciudadanas o tienen permiso legal de trabajo. Trump también dijo en Las Vegas que tiene el mayor apoyo de la comunidad afroamericana y latina en Estados Unidos de la historia, algo que respaldan las encuestas, que han visto una reducción en el apoyo mayoritario que tienen los demócratas en las elecciones presidenciales entre ambos grupos.