Un 27% de las matrículas

Casi 7.000 estudiantes extranjeros de Harvard, en riesgo de una deportación encubierta tras la prohibición de matrícula de Trump

El detonante
La medida llega después de la negativa de la institución académica a la Casa Blanca de ofrecer datos como afiliaciones políticas de estudiantes y trabajadores extranjeros el pasado mes de abril.

Una estudiante durante una protesta contra Donald Trump en el campus de Harvard, en una imagen de archivo.
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La Administración de Donald Trump ha prohibido a Harvard matricular estudiantes extranjeros, a no ser que en un plazo de 72 horas ofrezca información sobre actos "violentos" y protestas que hayan tenido lugar en el interior o exterior del campus en los últimos cinco años. En definitiva, un nuevo paso en la política antiimigratoria del republicano en respuesta a la negativa de la universidad el pasado abril de ofrecer información sobre su estudiantado internacional y su eventual afiliación a grupos "antiamericanos" o "antisionistas", entre otras cuestiones a la Casa Blanca.

Un sector del estudiantado que durante el curso 2024-205 ha supuesto el 27% de las matriculaciones totales de Harvard, suponiendo un total de 6.800 estudiantes extranjeros que, ahora, aguantan el aliento ante la medida 'trumpista' anunciada este jueves por la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Neom. En concreto, la iniciativa contempla que, más allá de vetar las nuevas incorporaciones, "los estudiantes extranjeros actuales deben transferirse o perderán su estatus legal". En definitiva, una deportación encubierta.

Por un lado, porque aquellos que no puedan cambiar de centro educativo o cambiar su estatus a otro que no sea el de estudiante deberán abandonar el país. De hecho, la eliminación del Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio es forzar de forma indirecta a estos estudiantes a salir del país pues se les retira esa condición.

Polémica que crece al tener en cuenta los argumentos del 'trumpismo' para tomar esta medida, pues quedan lejos de una justificación bajo el paraguas de la seguridad nacional. En su carta, Neom explicaba que la dirección universitaria había "creado un entorno inseguro en el campus al permitir que agitadores antiestadounidenses y proterroristas acosen y agredan físicamente a individuos, incluidos numerosos estudiantes judíos, y alteren el que fue un entorno académico prestigioso", a lo que añadía que "muchos de estos agitadores son estudiantes extranjeros".

Argumento similar al que utilizó el Departamento de Neom en abril cuando además de solicitar un listado de donaciones y subvenciones procedentes del extranjero, también exigió nombres y datos como afiliaciones políticas de estudiantes y trabajadores de la institución. Entonces, aseguraron que la medida respondía a un esfuerzo por combatir la "infiltración extranjera hostil", con menciones al Partido Comunista Chino y al aumento de antisemitismo en los campus, que relaciones con las protestas propalestinas.

¿Y ahora qué?

Marc Berruezo, es estudiante español y está a punto de graduarse en la Escuela de Gobierno de Harvard. La noticia, tal y como ha contado a laSexta, le ha pillado de viaje en Japón sin ni siquiera saber si podrá volver a entrar en territorio norteamericano este domingo, ya que su visa depende de sus estudios: "No sabemos si nuestros visados van a entrar en un limbo o si van a quedar revocados también", ha lamentado.

Como él, están sus 260 compañeros de unas 70 nacionalidades que están en su programa. En ese sentido, ha explicado que "el sentimiento que hay en la comunidad de estudiantes internacionales es de miedo, de incertidumbre y en cierto modo de frustración" ante el limbo en el que también se encuentra hasta la realeza. Y es que allí estudia la princesa Isabel de Bélgica. Ahora, la Casa Real belga está a la espera de ver qué pasa ante esta incertidumbre con el último órdago de Trump que la institución académica ya ha denunciado.

El mundo mira a EEUU

En definitiva, un nuevo capítulo en la batalla que libra la Casa Blanca contra la institución académica que ya ha generado respuestas desde Japón, China y Australia. Mientras que desde la isla nipona -con 300 nacionales en Harvard- no dudan en anunciar que "tomarán medidas necesarias" con el fin de "frenar los efectos de la prohibición"; desde la Embajada australiana en EEUU se muestran más diplomáticos mostrando su "intención de dialogar (...) ampliamente sobre el impacto de esta decisión", sobre la que advierten puede generar una situación "angustiosa" para estudiantes y familiares.

Desde donde las críticas suenan más fuerte es desde China, que cuenta con miles de compatriotas que podrían verse afectados por la medida, cuyos "derechos e intereses legítimos" la administración china "protegerá con firmeza", según ha asegurado la portavoz de su cartera de Exteriores, Mao Ning. Además, ha subrayado que Pekín "se opone firmemente a la politización de los intercambios educativos" y "rechaza los ataques infundados y difamaciones contra China". De hecho, consideran que la medida "solo dañará la imagen y la credibilidad internacional de EEUU".