En un pequeño taller gallego, lo que pide Rosell de vincular los sueldos a los resultados de la empresa suena a chino: "Igual en las grandes empresas, pero aquí la productividad la vemos día a día y los empleados son los interesados en que sea máxima".
En un tejido empresarial con un 90% de pequeños negocios sería difícil generalizar ese tipo de flexibilidad: "Para una empresa grande sí, pero para una empresa pequeña no lo veo lógico", afirma un trabajador.
Y mientras el Gobierno prefiere no opinar, la oposición tampoco lo ve muy lógico. Valeriano Gómez cree que "si lo que Rosell ha querido decir es que los trabajadores sabrán su salario cuando se sepa el resultado empresarial, se equivoca".
Los que no quieren ser tan categóricos son los sindicatos, que no obstante dejan muy claro que la propuesta no gusta si va por la vía de la rebaja salarial. Como afirma Cándido Méndez: "Habrá que esperar a ver cómo se concreta. El camino de la recuperación no puede ser un camino basado en empleos precarios y rebajas salariales". Por su parte, Ignacio Fernández Toxo cree que "los salarios tienen que tomar protagonismo para la recuperación de la economía".
Desde los pequeños negocios se ve todo con otra óptica mucho más sencilla: "Si el empresario es un poco inteligente, tiene que valorar lo que merece cada persona". En la actualidad, muchos de los que disfrutan de la flexibilidad son ejecutivos, cuyo sueldo crece si hay beneficios, pero en caso de pérdidas no lo ven menguar.