Es la última llamada de socorro consecuencia de esta crisis: Los niños van al colegio sin comer debidamente. María Dolores Tirado, de FAPA peña golosa de Castellón, confiesa que “nos hemos encontrado con niños que se desmayan porque les preguntas y en el mejor de los casos no han desayunado y en el peor ni tan siquiera ha cenado”.
Menores que pasan hambre y que revisan las papeleras del recreo para encontrar algo que llevarse a la boca.
Sus padres ya no pueden más. Según el Instituto Nacional de Estadística 630.000 familias intentan subsistir sin ningún tipo de ingresos y eso se nota en los colegios.
Falta de higiene, no querer salir de clase para calentarse al lado del radiador son situaciones reales que se viven en los colegios y que han despertado la solidaridad de sus propios compañeros que traen más almuerzo para compartir con los más necesitados.
Según las asociaciones de padres y madres en los últimos 4 años el número de becas comedor han descendido entre un 30 y un 50%. Lo que se traduce en cocinas a medio gas cocinando la única comida que harán muchos pequeños. Desde esta ONG subvencionan 220.000 en toda España.
Es algo esencial para el desarrollo de unos niños que, de otra manera, sufrirían las consecuencias de esta crisis para siempre.