Los constructores prevén que la vivienda nueva subirá entre un 2 y un 10%. Estas previsiones se basan en el incremento de los costes de la producción, como el cemento, las vidrieras o las maderas, así como en el hecho de que la demanda es superior a lo que se puede construir.

Si la demanda llega hasta las 150.000 viviendas, en 2021 solo se entregaron 71.000. La previsión para 2022 no mejora en exceso y se estima que se entregarán 85.000.

En laSexta hablamos con María Matos, directora de estudios y portavoz de Fotocasa, que nos explica hay casos de materiales que se han encarecido más de un 100%, materiales cuyo precio se ha duplicado en dos años, o casi triplicado, en el caso del acero.

La guerra de Ucrania, los problemas en el transporte y el coste de la energía han elevado aún más los costes. Solo la vivienda de segunda mano consigue esquivar estos incrementos. Francisco Iñareta, portavoz de Idealista, explica que la compraventa "ha crecido con fuerza" y los precios han seguido "estables" que siguen "muy por debajo de la inflación".

La ausencia de vivienda pública y de suelo para construir, sobre todo en grandes ciudades, también repercute en el precio. La demanda es alta y la oferta, limitada. Para frenar la inflación, enfriando la demanda, los bancos centrales suben los tipos de interés, lo que encarece las hipotecas.

Es el caso del Euríbor, todavía en negativo, pero en marzo se acercó al cero. Para una hipoteca media de 150.000 euros a 25 años, supuso un incremento de 18 euros mensuales o 216 anuales. Los expertos prevén más subidas que, en todo caso, no serán bruscas.

Para evitar sorpresas en las cuotas, las asociaciones de usuarios bancarios recomiendan las hipotecas de tipo fijo. Una recomendación válida para una vivienda habitual a largo plazo y no para invertir porque, recuerdan, los costes de cancelación en las hipotecas de tipo fijo son más elevados.