El papel, al contenedor azul. Las botellas de plástico, al amarillo. ¿Y los molinos eólicos? El 85% de su estructura es perfectamente reciclable. Están hechos "de metal, de acero, de cobre", nos explica Joan Groizard, director del Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE), "materiales que de toda la vida se han podido reciclar".

Sin embargo, no se puede decir lo mismo del 15% restante: las aspas. Están fabricadas con "materiales compuestos, fibra de vidrio, fibra de carbono", dice Groizard, lo que complica y mucho su reciclaje y reutilización.

Esto no es un reto menor. La vida útil de un aerogenerador eólico alcanza los 25 años, casi los mismos que han pasado desde que España puso su primer molino. Actualmente, según datos del IDAE y de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), ya tenemos que hacer frente a 43.606 toneladas de residuos eólicos. Se espera que para 2030, esa cifra suba hasta las 189.382 toneladas, lo que supone un 51,5% de nuestros parques eólicos. Es decir, más de uno de cada dos aerogeneradores tendrán que desmontarse a finales de esta década.

¿De qué está hecha una pala eólica?

Las vemos girando a pleno rendimiento, o paradas durante los días sin viento. Estas aspas, que pueden llegar a medir más de 70 metros de longitud, están hechas de los mismos materiales que se utilizan para la fabricación de aviones, lo que les otorga una amplia resistencia y flexibilidad, al mismo tiempo que reducen su peso al mínimo.

¿Cómo se reciclan?

Hasta ahora, para poder reutilizar sus componentes, se les tenía que hacer "un tratamiento especial", según Juan Virgilio Márquez, director general de la AEE. Se pueden usar "como infraestructuras urbanas", para parques, o mobiliario. Ya se conocen casos en Países Bajos, o en Dinamarca, de parques, puentes, o aparcamientos para bicicletas, hechos con palas eólicas.

Otra opción pasa por aplicarle "procedimientos mecánicos", explica Márquez. Es decir, "moler lo que es la pala y usarla para la fabricación de cemento". O, por qué no, asfalto.

La última opción (y la menos rentable) pasa por aplicarle "procedimientos químicos", que permitan separar sus componentes.

Carreteras con palas eólicas

"La tecnología existe", explica Márquez, "pero tiene que tener una dimensión industrial para poder absorber toda la demanda".

Esa tecnología se hace realidad en un tramo de asfalto de 1.800 metros que conecta la A-11 con el pequeño municipio de Toro, en Zamora. No me malinterpreten. Si la cruzan, no van a conducir por aspas de molino. Para construirla, han utilizado los restos molidos de doce palas eólicas.

El resultado es asfalto con "una mayor durabilidad, una mejor flexibilidad en el pavimento y algunas mejoras en el comportamiento acústico", nos cuenta Felipe Romero, arquitecto y director de Instituto de Construcción de Castilla y León (ICCL). Es decir, también sirven para hacer "pavimentos menos ruidosos".

Molinos de segunda mano

España ya posee unos 1.300 aerogeneradores eólicos con más de 25 años y unos 8.700 con más de 20, según datos de la AEE. Sin embargo, "esto no significa que a los 20 años haya que desmontarlos", dice Juan Virgilio Márquez, "sino que, dependiendo del mantenimiento, el aerogenerador puede seguir funcionando una serie de años más".

Si no, siempre quedará su reacondicionamiento y venta en el mercado de segunda mano. Como si fuese un teléfono móvil. Eso es lo que hacen en Surus, "buscarles una segunda vida", según su directora de sostenibilidad, Beatriz Alonso. Como ejemplo, "el caso en Galicia de máquinas que se han llevado a Italia", dice. Además, aseguran que los molinos españoles, por ser pioneros en esta tecnología, "son muy golosos", porque "de los 300 que hemos gestionado en cuatro parques, el 73% se han ido para reempleo".

Pioneros en el "reciclaje"

El Ministerio para la Transición Ecológica quiere que España sea tan pionera en el reciclaje de estas palas eólicas, como lo fue en su puesta en funcionamiento. Para ello, ha puesto en marcha un programa de ayudas para la "repotenciación circular eólica", dotado con 150 millones de euros.

Con ellos, Joan Groizard estima que podamos "gestionar más de 10.000 toneladas al año, es decir, España tendrá la capacidad de tratar el 100% del material de desmantelamiento de parques eólicos".