Las mujeres taekwondistas cada vez tienen más difícil disfrutar de su pasión en Afganistán. Los talibanes han vetado las prácticas deportivas por parte de las mujeres en todo el país, por lo que han optado por cambiar sus lugares de entrenamientos por miedo a las graves consecuencias que tendrían al ser descubiertas.
Un grupo de afganas del equipo nacional de taekwondo ha preferido pasar a la clandestinidad para poder continuar realizando su actividad profesional, pero eso no ha disminuido sus ganas y siguen luchando ante la mentalidad de la sociedad en su país, enfocada a apartarlas en sus casas.
Uno de los ejemplos de estas mujeres es Farzana Frotan, que participó en el Campeonato del Mundo de Taekwondo de 2015 y obtuvo una medalla de oro en el Abierto Internacional de Tayikistán en 2016, algo que no le ha permitido tener ningún privilegio ni ser una excepción para los talibanes en su país.
"Hace unos meses, soñaba con ser campeona, no solo en competiciones internacionales sino también en los Juegos Olímpicos, pero ahora me tengo que quedar en casa y ni siquiera puedo ir al club", confesó Frotan a la agencia 'EFE'.
Este grupo de mujeres está tratando de entrenar uno o dos días a la semana, cada vez en un sitio diferente para intentar que no las encuentren. El entrenador del equipo nacional, Nematullah Habibi, aseguró que en una ocasión los talibanes llegaron al lugar según las taekwondistas terminaron su entrenamiento y como castigo "torturaron a la familia por facilitar el lugar para la sesión de entrenamiento".
Cuando los talibanes revisaron el teléfono móvil del entrenador Habibi le "golpearon a pesar de que les dije que esos vídeos eran antiguos", aseguró a 'EFE'.
Además, Frotan reconoce que no solo tuvo la oposición de los talibanes, sino también de su propia familia por practicar deporte: "Estaba enamorada del taekwondo y veía a muchas atletas femeninas en la televisión. Me motivó a practicar este deporte, pero mis padres no estaban de acuerdo y me decían que el deporte no es adecuado para las niñas".
En su caso, tuvo que explicar a sus padres que un deporte como el taekwondo le serviría a ella para su propia vida personal, defendiéndose de los abusos de los chicos, y obtuvo el permiso cuando vieron que gracias a ello podía ayudar en casa a levantar paredes de ladrillo.
Una de sus compañeras en el equipo nacional, Husnia Sadat, también confirmó a 'EFE' que "el deporte, especialmente para las mujeres en Afganistán, es la clave para una vida feliz y saludable".
"El deporte me dio confianza y no me siento vulnerable como otras mujeres en Afganistán", concluyó.
Por el momento no se ha encontrado ninguna solución al problema de las represiones talibanes. El entrenador asegura que se ha procurado "muchas veces" reabrir los gimnasios para las mujeres pero que siempre "rechazan la solicitud".
Mohammad Javid Sidiqi, vicepresidente de la Federación de Taekwondo de Afganistán, ve complicado que se permita a las mujeres competir en un futuro cercano. Los talibanes ya prohibieron a una deportista paralímpica viajar a los Juegos Olímpicos de Tokyo, y eso que "el equipo femenino de taekwondo estaba bien posicionado para convertirse en campeón internacional", lamentó.