Marc Márquez es único. Es de esos pilotos que, cuando todo parece ir cuesta arriba, saca lo mejor de sí mismo. De esos que es capaz de exprimir al máximo lo que tenga. De los que les das un triciclo y con él compite como sea y contra quien sea. Sí, porque la Honda no es precisamente la mejor moto del Mundial de MotoGP, y con eso, con una máquina a priori lejos de Ducati y de Yamaha, ha logrado la pole del GP de Portugal.

Ha logrado algo por lo que no se apostaba precisamente hace unos días. Pero lo ha hecho, porque así es Márquez. Porque Marc, cuando se trata de competir, es un animal. Es una bestia. Es un piloto creado por y para ganar. Incluso cuando las opciones no sean las mejores. Incluso cuando las miradas apunten a otros.

Pero esos 'otros' no son él. Y esos 'otros' no tienen en sus vitrinas ni los Mundiales ni las victorias que Márquez tiene en su haber en el motociclismo. Y cuanto tienes lo que él, sacas todo lo posible. Sacas de donde no hay. O de donde no parece haber.

Récord absoluto de Portugal

Porque su vuelta en Portugal, su vueltón en la pista lusa, fue para enmarcar. Fue, directamente, de récord. Paró el crono en 1:37.226 que supone, directamente, el mejor tiempo jamás logrado en el circuito de Portugal.

Voló en su giro. Sabedor de las limitaciones de la Honda, cogió la rueda de Bastianini y de ahí no se despegó. De ahí no salío. Ahí se mantuvo hasta el final para, con los festejos de su box, lograr la pole.

Conseguir ser el primero tanto en la 'sprint race' de este sábado como también en la carrera del domingo. Sí, ahí es donde está Márquez en esta primera prueba del Mundial.

Está en la pole y, tras él, los demás. Segundo y tercero fueron Bagnaia y Jorge Martín, con otros como Quartararo y Joan Mir en 11ª y 14ª posición.

Todos, cuando miren a la cabeza, verán a Marc Márquez. Pole, y récord, en Portugal para él.