Ovación en su entrada al campo y pancartas con su nombre. Saúl hoy es toda una estrella. No puede caminar pero eso no ha impedido que debutara en el equipo de su colegio Francisco Quevedo. Es todo un ejemplo de superación. "No hay nada imposible". señala Saúl.
Lleva cinco años acudiendo al banquillo sin perderse un partido. Lo nombraron segundo entrenador, pero ha cumplido su sueño. "Quiero jugar como Messi", dice.
Su padre le ha acompañado: "Saúl lleva un chaleco que va unido a un cinturón que se engancha en la espalda y en los hombros y es más fácil la manipulación jugamos como un único jugador", explica.
Cinco años en los que la familia de Saúl no ha parado de luchar por eliminar barreras. Un camino nada fácil.
"Nosotros pagamos 4 veces más por su inclusión de nuestro hijo, hay niños que también necesitan incluirse y esto no lo puede sufragar todo el mundo en la sociedad, esta cantidad que pagamos. Y es un derecho", explica Mónica Trujillo, madre de Saúl.
Su inclusión en este equipo beneficia del primero al último. "Ellos meten un gol y sin que nadie les diga nada van directamente a abrazarle a él", señala el entrenador.
Saúl es uno más, calienta y hasta planea la estrategia del partido. Mucho esfuerzo detrás de este gran debut que nunca olvidará, porque además ha marcado gol.