Llegar a la élite del fútbol mundial es el sueño de muchos, pero, una vez allí, hay que lidiar con la presión y amistades o personas interesadas. Para sobrellevar la situación es necesario tener la cabeza bien amueblada. No ha sido, del todo, el caso de Adil Rami, excentral sevillista y campeón del mundo con la selección francesa.

El jugador galo se abre a ‘L’Équipe’ y habla sobre su relación con Pamela Anderson, su ‘huida’ de las mejores ligas de Europa y la complejidad de mantener los asuntos extradeportivos en orden.

“En vacaciones te encuentras con tantas mujeres fáciles, con chicos con bolsillos llenos de droga... Si hubiese sido un poco menos fuerte mentalmente, estaba muerto. Sin mis amigos habría sido bastante difícil”, indica Rami. Además, tildó al futbolista como una “presa fácil”, con dinero, “joven y, atléticamente, guapo”.

Rami, que ha vestido la camiseta de diez equipos, dos de ellos españoles (Valencia y Sevilla), a lo largo de toda su carrera como futbolista, señala que no se lamenta de dejar el club sevillano. “Me hubiera quedado en Sevilla. No me arrepiento de haber jugado en el Marsella, es uno de mis mayores motivos de orgullo, pero tal vez no era el momento adecuado”, comenta al medio francés.

Sobre su relación con Pamela Andersón comenta que ella era “un icono” y que mucha gente “se dejó influenciar”. “Me llegué a asustar por todo eso de los paparazis”, señala Rami, “tuve que huir de Francia”.

Del cielo, tras haber ganado el mundial, al ‘infierno’ después de su salida del Olympique de Marsella. “Cuando estaba arriba me decía, 'prepárate, va a haber un descenso a los infiernos, no se puede vivir así'. Y eso es lo que pasó. Cuando estaba abajo, me decía: 'No te preocupes, asume y acepta y verás que volverás a subir”, señala.

Después de vestir la camiseta del FK Sochi, Boavista Porto FC, arribó, de nuevo, a la Ligue 1, al ESTAC Troyes. “Cuando me fui del Marsella personas influyentes hicieron todo lo posible para que no volviera a la Ligue 1. Hicieron de todo para que dejara el fútbol”, indica el defensor galo, “aquí es donde me digo que puedo estar orgulloso de mí mismo. Me intentaron ahogar varias veces y sigo aquí, en pie”, concluye.