A sus 36 años, Ben Gordon ha retomado el vuelo de su vida tras caer en una fuerte depresión después de retirarse como jugador de la NBA hace tres temporadas. Desde que su carrera comenzase en 2004, Gordon pasó por equipos como los Bulls o los Pinstons, con los que acumuló destacables logros y firmó contratos millonarios.

"Llegué a un punto en el que pasé seis semanas en las que no hubo día en el que no pensara en suicidarme. Estaba en el tejado de mi apartamento a las cuatro de la mañana, mirado hacia abajo y balanceándome hacia adelante y hacia atrás pensando 'estoy a punto de hacerlo. Voy a escapar de toda esta mierda'", explica Gordon en una entrevista concedida a 'The Player's Tribune".

"Tenía alucinaciones, veía visiones, oía voces. Creí que quizá Dios me esté hablando. Y entonces empiezan los arrestos, empiezo a hacer saltar alarmas. Estuve tan mal que me ingresaron en centro psiquiátrico y yo ni sabía qué estaba pasando. Como en las películas: estaba en una habitación blanca y había médicos y enfermeras atándome a una cama y poniéndome inyecciones. Era aterrador.", afirma, reconociendo que estuvo al borde del suicidio.

A lo largo de la entrevista, deja testimonios de gran dureza, reconociendo que padeció de enfermedad maníaco depresiva: "Pensaba que estaba atrapado en el purgatorio para siempre y así es como acabé con una soga en mi cuello y a punto de morir. Pero la realidad es que no quería morir, solo no quería soportar el dolor. Por extraño que suene, que me arrestaran me salvó la vida. Me arrestaron cuatro veces en cinco meses"

"Tuve que sentarme en una silla y soltar toda mi mierda. Y desde entonces me siento mucho mejor. Hice seis meses extra de terapia, por mi cuenta y porque quería hacer. Me ayudó, me hizo darme cuenta que mi objetivo no tenía que ser la perfección sino la aceptación y la tranquilidad de espíritu.", asevera ahora, una vez que su vida ha dado un giro de 180 grados tras una mala época.