Casa de los horrores de Oviedo
La madre de los niños de Oviedo dijo a la Policía que estaban "muy enfermos": las pruebas descartan que tengan patologías
El contexto La policía recuerda que, cuando rescataron a los niños, la madre les pidió que "tuvieran mucho cuidado" con ellos porque estaban "muy enfermos". Por eso les obligaban a llevar tres mascarillas. Ahora investigan si los padres estaban obsesionados con las enfermedades.

Resumen IA supervisado
Se han revelado detalles impactantes sobre el caso de los tres niños encerrados en la "casa de los horrores" de Oviedo. A pesar de que la madre afirmó que los menores estaban gravemente enfermos, las evaluaciones médicas iniciales descartan cualquier patología, aunque sí detectan problemas de psicomotricidad, lenguaje y desarrollo cognitivo y emocional. Los niños, de 8 y 10 años, vivían aislados y no asistían a la escuela, lo que podría indicar una obsesión de los padres con las enfermedades. Al ser rescatados, se sorprendieron al ver el césped y un caracol, mostrando su desconocimiento del mundo exterior. Los dibujos encontrados en su cuna, con monstruos y candados, sugieren un entorno de miedo y aislamiento. Los padres, ahora en prisión, están siendo investigados.
* Resumen supervisado por periodistas.
Se van conociendo más detalles del terrible encierro de tres niños en la 'casa de los horrores' de Oviedo. Las últimas informaciones que se han filtrado, lejos de confirmar que los niños se encontraban "muy enfermos", como indicó la madre en el momento en el que fueron rescatados; niegan que los pequeños padezcan ninguna patología.
Según los policías que rescataron a los menores de 8 y 10 años, dos de ellos gemelos, la madre les advirtió de que tuvieran cuidado con sus hijos porque estaban gravemente enfermos. Ahora se investiga si los progenitores, que se encuentran en prisión, podrían estar obsesionados con las enfermedades. De hecho, les obligaban a llevar siempre tres mascarillas, además de llevar pañales y dormir en cunas.
Sin embargo, las primeras revisiones médicas niegan las palabras de la madre y apuntan a que los pequeños secuestrados no padecen ninguna patología, aunque sí podrían tener problemas de psicomotricidad, de lenguaje y una falta de desarrollo cognitivo y emocional.
Si algo llamó la atención de los rescatistas es que, al salir, los menores se asombraron al ver la hierba en el jardín, al tocar el césped e, incluso, al ver un caracol. Todo ello les parecía algo ajeno e inédito. Se desconoce cómo era su vida antes de llegar a Oviedo en 2021, pero para ellos su hogar era un búnker aislado e incomunicado con el exterior. Tan solo podían relacionarse con sus padres. Ni tan siquiera les permitían ir al colegio.
En la casa, de hecho, tan solo consta empadronado el padre, un profesor de filosofía que daba clases online en una universidad de Hamburgo.
Ahora, los expertos, analizan los dibujos que aparecieron en la cuna de los niños secuestrados. En sus paredes se pueden apreciar monstruos y candados rojos dibujados por ellos mismos. Unas pinturas que los psicólogos describen como desgarradoras, y que podrían reflejar que vivían bajo el terror.