Un cáncer infeccioso que se originó en una especie de
mejillón que crece en el hemisferio norte se ha extendido a mejillones
relacionados en América del Sur y Europa.
Los hallazgos de nuevo estudio publicado en eLife sugieren
además que los humanos pueden estar contribuyendo involuntariamente a la
propagación mundial de cánceres infecciosos que pueden afectar a los mejillones
y otros bivalvos, como las almejas y los berberechos.
La mayoría de los cánceres surgen cuando se producen
mutaciones de ADN en las células de un organismo que causan un crecimiento
celular descontrolado. Si bien estas células cancerosas normalmente no se
propagan a otras, hay algunas excepciones.
"Los demonios de Tasmania, los perros y los bivalvos
han desarrollado cánceres que pueden propagarse a otros, actuando más como un
patógeno o parásito", explica la autora principal Marisa Yonemitsu,
técnica de investigación en el Pacific Northwest Research Institute en Seattle.
Uno de estos cánceres, llamado neoplasia transmisible de
bivalvos, se encontró previamente en una especie de mejillón llamada Mytilus
trossulus (M. trossulus) que vive en Columbia Británica, Canadá. También se han
informado enfermedades similares en especies de mejillones relacionadas en todo
el mundo, pero no se sabía si también eran transmisibles.
En el estudio actual, Yonemitsu y sus colegas secuenciaron
ADN de células cancerosas en las especies relacionadas M. edulis, de Francia y
los Países Bajos, y M. chilensis, que vive en las costas de Chile y Argentina.
Querían determinar si los cánceres son neoplasias transmisibles y, de ser así,
si eran del mismo linaje que el de M. trossulus, o si estas especies tenían cánceres
transmisibles propios.
"Esto nos ayudaría a comprender con qué frecuencia
pueden ocurrir cánceres transmisibles, hasta qué punto pueden propagarse en la
naturaleza y si pueden afectar a nuevas poblaciones y nuevas especies",
explica Yonemitsu.
Inesperadamente, el equipo descubrió que las células
cancerosas recolectadas en mejillones de Europa y América del Sur eran casi
idénticas genéticamente, lo que sugiere que provenían de un origen común,
probablemente un solo mejillón de M. trossulus con un cáncer primario en algún
momento en el pasado. Su análisis también reveló que este linaje de cáncer es
diferente del observado previamente en Canadá. Esto muestra que las células
cancerosas transmisibles evolucionaron más de una vez en M. trossulus, y en un
caso estas células cancerosas se transfirieron a través del Océano Atlántico e
infectaron múltiples especies en todo el mundo.
"Dado que los mejillones Mytilus no viven en la zona
ecuatorial, les habría sido casi imposible propagar este cáncer entre Sudamérica
y el hemisferio norte por sí mismos", señala el autor principal Michael
Metzger, investigador asistente de Pacific Northwest Research Instituto. En
cambio, dice que es probable que fueron transportados accidentalmente en buques
de transporte internacional.