Más mayores que nunca
Compartir piso más allá de los 40: una realidad en aumento por la precariedad laboral y el precio del alquiler
Los detalles José María, de 57 años, comparte vivienda con un compañero de trabajo. Asegura que, con un sueldo, no podría vivir solo: "Entre los dos es más llevadero, yo solo no podría".

Resumen IA supervisado
La situación económica y el aumento del precio de la vivienda han cambiado el perfil de quienes optan por compartir piso. Actualmente, uno de cada cinco inquilinos que comparten piso tiene más de 40 años. La edad media de quienes comparten vivienda ha aumentado en los últimos años, y aunque la mayoría tiene entre 30 y 40 años, cada vez más personas mayores se ven obligadas a compartir.
* Resumen supervisado por periodistas.
Compartir piso ya no es solo cosa de jóvenes estudiantes o recién incorporados al mercado laboral. La situación económica y el imparable aumento del precio de la vivienda están provocando un cambio de perfil entre quienes optan por esta fórmula de vida. En la actualidad, uno de cada cinco inquilinos que comparte piso tiene más de 40 años.
José María, de 57 años, vive de alquiler junto a un compañero de trabajo. "Comparto con otro amigo y entre los dos es más llevadero. Yo solo no podría", reconoce. A pesar de ello, asegura que conoce a compañeros que, incluso compartiendo, tienen dificultades para llegar a fin de mes: "Tengo compañeros que, incluso compartiendo, les está costando llegar a fin de mes".
Una situación similar vive José Agustín, de 46 años, quien lleva casi una década compartiendo piso. "Somos dos compañeros que estamos compartiendo piso. Es verdad que está todo supercaro. Estamos pensando en salir un poco fuera, alejarnos de la ciudad", explica.
Según los últimos datos, en los últimos cinco años la edad media de quienes comparten piso ha aumentado notablemente. Aunque la franja mayoritaria sigue estando entre los 30 y los 40 años, cada vez es más común que personas de más edad se vean forzadas a esta alternativa por falta de opciones.
Jessica, por ejemplo, ha conseguido acceder a la compra de un piso, pero no podrá vivir sola: "Toca compartir porque los precios se van totalmente. Estoy buscando ayuda entre amigos y familiares para poder compartir vivienda".
El mayor obstáculo, coinciden todos, sigue siendo el precio de los alquileres, que no deja de subir. Esta realidad no solo complica el acceso a una vivienda digna para las personas de mediana edad, sino que también retrasa la emancipación de los más jóvenes, generando una cadena de dificultades habitacionales que afecta a varias generaciones.