NO ES POTENTE, PERO ES LÓGICO
El Golf más vendido presume de historia pero... ¿todavía merece la pena?
El Golf siempre fue más que un coche: era un estándar, un referente que definía lo que debía ser un compacto. Hoy, con solo 115 CV, pantallas por todas partes y un precio que ha subido más que la espuma, muchos se preguntan: ¿sigue teniendo sentido pagar por este icono alemán? La sensación es clara: el Golf que conocimos ha cambiado… pero aún hay razones para prestarle atención.

Publicidad
Durante décadas, el Golf fue sinónimo de equilibrio, el ejemplo a seguir, el coche a batir. Motor suficiente, construcción sólida, conducción agradable y, sobre todo, un carácter propio. No necesitaba artificios ni cifras de potencia desorbitadas; su personalidad era suficiente para enamorar al conductor, porque no era el mejor en nada, pero todo lo hacía bien y ahí estaba la clave.
Ahora, el modelo actual parece haber perdido algo de esa esencia. Pantallas que dominan el salpicadero, mandos táctiles que complican lo que antes era simple y un precio que deja claro que Volkswagen quiere situar al Golf en la liga de coches premium. El “coche del pueblo” se ha vuelto sofisticado, frío y, para algunos, casi inalcanzable.
Es fácil caer en la nostalgia y criticar los cambios. Y es válido: hay quien siente que el Golf de hoy se parece más a cualquier otro compacto moderno que a aquel modelo que marcó época. Esa sensación de pérdida de identidad es real para muchos puristas.

115 CV que sorprenden
Pero basta con subirse al TSI de 115 CV para que la crítica se suavice. No es un deportivo que acelere con violencia, pero tampoco lo necesita. No juega en la liga de las prestaciones, es un motor con el que se busca facilidad, economía y agrado de conducción, y por tanto, es suave, lineal y correcto, sin mayores pretensiones. Ahora, 115 CV no tienen la misma impronta que allá por la década de los 90, cuando la primera entrega del Golf GTI III tenía, precisamente, 115 CV.
Aunque pueda parecer modesto sobre el papel, el Golf 115 CV es suficiente para el uso diario y, sorprendentemente, dinámico en carreteras reviradas. No te hará volar por la autopista, pero sí que te hará disfrutar de cada curva sin esfuerzo porque mueve el coche con soltura. No te sorprenderá con una aceleración impactante, pero corre más de lo que parece.
Además, el chasis sigue siendo uno de los puntos fuertes del modelo: sólido, seguro y con un aplomo que recuerda por qué este coche se convirtió en referencia hace décadas. Esa es la magia del Golf: aunque el exterior haya cambiado, por dentro sigue habiendo algo de ese espíritu original.

Tecnología que no abruma del todo
Sí, hay pantallas y sistemas de asistencia por todas partes. Y sí, a veces parece que todo está pensado más para impresionar que para ayudar. Pero la interfaz actual es más intuitiva de lo que parece: se necesita un rato de adaptación, pero luego todo fluye.
Los sistemas de seguridad y asistencia también juegan a favor: frenado automático, mantenimiento de carril y alertas varias son útiles, especialmente en ciudad, donde el Golf sigue demostrando su capacidad para moverse con agilidad.
El equilibrio entre tradición y modernidad se nota: no todo es digital y frío. Todavía hay tacto en la dirección, respuesta en los pedales y sensación de control. Sí, falta algo de emoción y las sensaciones se filtran a través del aislamiento y de muchos asistentes electrónicos y motores eléctricos, pero quien se compra un Golf en su versión de acceso no busca emisiones, busca un coche que cumpla, que le lleve del punto A al punto B al tiempo que presume de tener un Golf en el garaje, porque sí, la imagen que desprende el Golf todavía tiene ese efecto en la gente.

Caro, pero interesante
Al final, el Golf TSI 115 CV es lo que siempre fue: un coche equilibrado que hace muchas cosas bien, aunque no destaque en potencia ni precio. Cierto, su carácter ha cambiado y la nostalgia duele un poco. Pero, si dejamos de lado los prejuicios, seguimos ante un compacto sólido, cómodo y sorprendentemente agradable de conducir.
Caro, sí. Modesto, quizá. Pero interesante, también. Y al final, eso es lo que quieren los usuarios. Y quizá por eso todavía resiste al dominio de los SUV, porque todavía tiene lógica, razón de ser y porque todavía tiene un hueco en el mercado que otros no han sabido mantener.
Publicidad





