Cada año pasan millones y millones de vehículos por las diferentes estaciones de ITV repartidas por todo el territorio español. El objetivo es claro: garantizar, en la medida de lo posible, la seguridad tanto técnica como administrativa de los vehículos matriculados en España, que cada día circulan por cada una de las carreteras de nuestro territorio. Los tiempos cambian, y la realidad es que cada vez es más común encontrar grandes cargas de electrónica en nuestros coches, electrónica que se encarga de comandar y manejar buena parte de los sistemas de confort y seguridad de nuestro vehículo. Es precisamente en la seguridad donde la ITV pone especial atención durante sus inspecciones, algo que se hace patente con las últimas novedades que se aplican a los exámenes técnicos. El ABS, objetivo de las ITV Desde el pasado 1 de junio las ITV han comenzado a aplicar los últimos cambios en su funcionamiento, cambios que pretenden mejorar la seguridad de todos. El ABS, el sistema encargado de evitar un bloqueo de las ruedas durante una frenada de emergencia, es uno de los grandes protagonistas de estos cambios. El malfuncionamiento del ABS no era hasta ahora un defecto grave en los vehículos que, pese a instalarlo, no estuviesen obligados por normativa a equiparlos. Esto cambia a partir del 1 de junio, ya que cualquier vehículo suspenderá la inspección si el sistema no funciona. Para saber si el vehículo es apto, los inspectores realizarán un control visual del cuadro de instrumentos: si el testigo se ilumina fijo o no se ilumina, tendremos fallo grave y el vehículo suspenderá. Si durante la prueba de frenado el ABS actúa erróneamente o no actúa cuando es requerido, el inspector se verá también obligado a reflejarlo en el informe y el vehículo suspenderá la inspección.