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Ford Performance, aromas de competición

Ford Performance, aromas de competición

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Todo empezó con una carrera que Henry Ford ganó contra los mejores pilotos de la época, hace más de 100 años. Había construido su propio coche, una especie de piano gigante con ruedas… y 26 CV en su motor. El premio, mil dólares, fue invertido en una compañía que nunca ha olvidado estos orígenes… La competición siempre ha estado latente en los genes de Ford. Y explotó reinando incluso en territorio europeo: ganó a Ferrari en las 24 Horas de Le Mans a finales de los años 60. Lo hizo con el mítico GT40, el primero de los modelos que resucita Ford Performance, la división que ahora rinde homenaje a esta herencia. El Ford GT se ha actualizado, musculado y reforzado. La aerodinámica hace que resalte la fibra de carbono… y viceversa; aunque la verdadera misión de cada línea es que nos preguntemos cuánta potencia tiene este vehículo. 600 CV, nada menos. Bajo el capó del Mustang, el coche más deseado en la historia de Ford, hay 400 CV. Provoca suspiros con sus formas, que fusionan elegancia… y pequeñas curvas que invitan a la lujuria. Palabras mayores son las versiones Shelby, con su famosa cobra en la parrilla, que parecen salidas de un taller de tuning… Pero de los buenos. Seguro que Carrol Shelby, el piloto que las creó, habría dado su aprobación. Él sabía lo importante que son las carreras para Ford, pues vivió muchas de ellas. La división deportiva de la marca también ha pensado en algo menos radical… aunque igualmente divertido. Aquí entran en juego el Focus ST y su hermano pequeño, el Fiesta ST. Tiene 182 CV, lo que no es ninguna broma comparado con los 100 de un Fiesta más normalito. El benjamín de la familia sabe defenderse solo… Aunque, si necesita ayuda, tiene la de un Ford que viene de las competiciones offroad tipo baja y, como los Shelby, sólo está disponible en Estados Unidos. Porque el F-150 Raptor es América en estado puro: dimensiones XXL, mirada de matón de instituto y pinta de poder escapar de una estampida. Probablemente no cabría en la mayoría de las carreteras españolas, pero eso no impide que queramos uno. En realidad, los deseamos todos. Porque más allá de los coches que arrancan aullidos a los amantes de las emociones fuertes hay un departamento que sabe interpretar la historia. Y la de Ford incluye éxitos en las pistas desde hace más de un siglo, una herencia que es imposible no tener en cuenta.

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