La preparación de la Lotería de Navidad no es sencilla. Los bombos llegan al Teatro Real de Madrid una semana antes del sorteo, se colocan todos los elementos en el escenario y éste se baja a la planta -5, a unos 16 metros de profundidad. Todo, bombos y bolas incluidas, se protegen 24 horas al día, con varios equipos de seguridad, para garantizar la integridad del sorteo.

Pero hay un detalle, un paso del proceso de preparación, que se deja para el final. Y, como suele ocurrir, no por ser lo último es menos importante. De hecho, es uno de los pasos más importantes antes del sorteo. Se trata de la colocación de la moqueta: mientras el público ya entraba al Teatro para ocupar sus butacas antes de las 8:00h de la mañana, ya se podía ver el escenario preparado... pero con el suelo cubierto.

La moqueta no se coloca y destapa hasta el último momento, principalmente, para evitar que se ensucie. Pero lo cierto es que es uno de los elementos más importantes del sorteo: gracias a ella, si alguna de las bolas cayera al suelo al salir del bombo, que no es algo improbable, la bola no rebota ni se escapa, facilitando a los niños y niñas de San Ildefonso el recogerla relativamente rápido para poder cantar el premio.