Este es el cartel que la Asociación Jóvenes por España ha colgado en la semana del Orgullo LGTBIQ+ en el puente de Nuevos Ministerios en Madrid.

No sé en boca de qué España hablan estos jóvenes pero lo que sí es seguro es que no en la mía.

Yo soy español y soy hijo de dos madres lesbianas.

¡Sí a la familia!

Esa fue, es y será mi familia.

Igual de legítima que cualquier otra familia tradicional.

Porque familia no es lo que otros quieran imponernos como familia.

La familia la hacemos nosotros y nosotras con nuestros afectos.

Nadie tiene derecho a juzgar nuestros vínculos.

A imponer su moral en nuestros afectos.

Matrimonio = Hombre + Mujer.

No querer llamar matrimonio a la unión de las personas homosexuales es querer generar odio hacia las personas disidentes sexuales.

Lo es porque si yo no quiero que algo se llame como se llama lo mío es porque de llamarse así estaría quitándole valor y ensuciando mis sentimientos heterosexuales de primera clase.

Lo es porque al querer diferenciarlo lo único que pretendo es separarlo porque creo que hay algo aberrante en ello.

Lo es porque en el fondo lo que subyace es que pienso que es antinatural y que lo antinatural es una enfermedad y no quiero contagiarme de toda esa depravación.

Estamos hartos y hartas de que nos consideren mierda.

De que nos usen para confirmar sus realidades inmiscuyéndose en las nuestras.

A esta gente no le hubiera importado que me hubieran criado dos mujeres si hubieran sido mi madre y mi abuela por ejemplo.

Lo hubieran visto hasta encomiable si hubiera faltado una figura paterna por haber fallecido o que nos hubiera abandonado.

A esta gente lo que le jode es que mis dos madres se amaran.

Y follaran.

Porque eso pone de manifiesto que sus estructuras no son únicas, ni especiales, ni son como deberían ser.

Porque eso lo que demuestra es que tienen mucho miedo.

A que las cosas puedan ser distintas a como les enseñaron.

A que se puede ser libre, desear y amar en libertad.

Este también es mi país y el de muchas otras personas que admiramos la diferencia.

Que nos enriquecemos con las sensibilidades, las lenguas y los sentires.

Yo vivo aquí y sé que este territorio bajo mis pies no es de la manera que lo quieren pintar en esa pancarta.

Porque en España hay gente fabulosa.

Y que no son como esos cobardes que quieren arrebatarnos los derechos.

En España hay gente con memoria.

Y que no olvida porque olvidar es una falta de respeto a los dolores de los que ya no están.

Tengamos siempre presente que los que amamos en vez de odiar somos muchísimos más.

Que tenemos una red visible de cariños.

Que hemos hecho familia en cualquier acera, en cualquier bar y en cualquier esquina de este país.

Que a pesar de habernos rechazado una y otra y otra vez.

Somos y estamos.

Y que no vamos a pedir permiso a nadie para casarnos.

Ni perdón por amarnos.