Cuando esta mañana ha empezado el pleno con la comparecencia de Sánchez en el Congreso me he sentido aún más encerrada que ayer. Y más triste. Cada minuto he intentado imaginarme lo que estaría haciendo si estuviera allí en vez de siguiéndolo desde casa.

Cuando Sánchez ha entrado con su coche por el patio he pensado que le gritaríamos algo así como: "Señor Sánchez ¿cómo afronta el debate?"

Le he visto saludando a ujieres y entrando a la zona de Gobierno. En la imagen también, junto a él, Adriana Lastra y algún Ministro.

He pensado que hoy, como todos los días, Seguridad me habría pedido la acreditación para entrar a Palacio. Seguramente hoy también les habría dicho que la había olvidado y me habría tocado darme la vuelta y correr a la cabina a por ella.

Habría dicho "¡Buenos días!" a Antonio, el encargado de Logísitica, a Leo, de Protocolo, a Ramona, la ujier, o a Carlos, el camarero.

Prensa nos habría pedido que dejáramos paso a los diputados y diputadas en el pasillo. Habríamos hecho preguntas, muchas. Los fotógrafos también habrían reclamado un plano limpio para sus instantáneas. Habríamos comentado la portada de tal o cual periódico y nos habríamos reído. Eso seguro. Porque en el Congreso se trabaja mucho pero también una se divierte.

Pero hoy no ha pasado nada de esto y todo ha sido más aburrido y menos bonito. Los que han acudido al Congreso no se han sentido mucho mejor que los que hemos seguido aislados. Ni mucho menos.

Desolador, frío y triste es como definen el ambiente los que hoy han estado en el hemiciclo. Sensación de soledad y un tremendo vacío. Nunca había habido tanto silencio durante la comparecencia de un Presidente del Gobierno.

Solo 41 personas escuchando a Pedro Sánchez. La presencia de diputados y diputadas reducida a la mínima expresión. Algunos con mascarilla y con guantes. Dos ujieres cambiando el vaso de agua de la tribuna. Dos fotógrafos fotografiando un pleno para la historia. Dos letrados dando fe de lo que estaba ocurriendo y solo 5 ministros en el banco azul.

El estado de alarma ha provocado que la crítica política tampoco estuviera casi presente. Espinosa de los Monteros ha sido el diputado que más lejos ha ido pidiendo que Carmen Calvo y Pablo iglesias salgan del Gobierno. El resto ha echado en falta más autocrítica y humildad por parte de Sánchez pero han preferido dejar los reproches para otro momento.

"Lo peor está por llegar", ha dicho el Presidente del Gobierno. El próximo miércoles, día 25 de marzo, habrá otro pleno. Se votará la prórroga del estado de alarma si el Gobierno lo pide. Los periodistas lo volveremos a contar desde casa. Más solos pero igual de entregados. Poniendo nuestro granito de arena en la lucha de una sociedad que también ahora necesita buen periodismo.

La imagen del día en el hemiciclo la ha protagonizado Valentina Cepeda. La encargada del servicio de limpieza del Congreso y que hoy también ha estado al pie del cañón. Con mascarilla y guantes limpiando la tribuna de oradores para que nadie se contagiara. Es solo uno de los tantos símbolos que nos está dejando esta crisis. Este muro de hoy está dedicado a ella y a todos los que, bien trabajando o bien desde sus casas, pelean para que el coronavirus sea pronto pasado. Para que pronto podamos volver a la rutina que tan felices nos hace.