¿Cuándo empieza para ustedes el verano? Es posible que en el mismo instante en el que sus pies pisen la arena de la playa, ya sea Junio, Julio, Agosto o incluso Septiembre.

Lo digo porque en el PSOE dicen que quieren que haya Gobierno antes del verano y el verano empieza hoy.

La política tiene otros ritmos, las vacaciones de quienes nos gobiernan empiezan el 1 de agosto. Sánchez aspira a llegar a su periodo vacacional siendo de nuevo Presidente del Gobierno. Sin el apellido "en funciones". Y ya se ha puesto a jugar.

Porque, me van a perdonar, pero últimamente la política se parece a un videojuego. Cada día una pantalla. O cada hora. Demasiados jugadores compitiendo al mismo tiempo. Movimientos inesperados. Todas las opciones encima de la mesa. Ataques y contraataques. Propios y ajenos. Todos pensando en su victoria. Un único objetivo: ganar.

En Moncloa, el círculo de confianza de Pedro Sánchez lleva desde el domingo electoral del 28 de abril diseñando su estrategia. El Presidente consulta sus decisiones con un equipo muy reducido. Son los que le hablan al oído y se cuentan con apenas los dedos de una mano. Son las personas de las que se rodea en los momentos clave.

Todos ellos huyen del Game Over. Trabajan sólo en un escenario: win win. Ganar o ganar. O ganar la investidura o llevar a los rivales hasta una situación endiablada en la que solo Sánchez salga fortalecido.

Desde el principio han tenido claro que no quieren sentar a ningún miembro de Unidas Podemos en el Consejo de Ministros. Ni mucho menos a Pablo Iglesias o a Irene Montero. Llevan meses rechazando la idea de un Gobierno de coalición pero ha sido esta semana cuando Sánchez se lo ha ha hecho llegar abiertamente a Iglesias.

Sánchez quiere cooperar con Iglesias. Pero hasta ahí. Nada más. Como mucho está dispuesto a ofrecerle algún cargo intermedio, Secretario general o Director general, e incluso pactar los nombres de ministros independientes.

Sánchez no quiere mochilas. Persigue gobernar sin ataduras. Eso le permitiría moverse de izquierda a derecha según le convenga. Tener a Pablo iglesias sentado en Moncloa le impide acceder a la transversalidad.

Así que estamos en esta pantalla. Pablo Iglesias debe decidir ahora si acepta la oferta de Sánchez o va hasta el final con su deseo de que los viernes en Moncloa haya una silla reservada para él en el Consejo de Ministros. O son Gobierno o son oposición. No están dispuestos en Unidas Podemos a sufrir el coste de agarrar la mano del PSOE sin ostentar cargos ministeriales.

Sin el apoyo de Unidas Podemos o la abstención de Ciudadanos o Partido Popular, Pedro Sánchez no puede ser reelegido. Son las opciones viables.

Un pacto PSOE-CS sumaría una amplia mayoría de 180 diputados. Incluso Rajoy se ha puesto del lado de Pedro Sánchez pidiendo a Albert Rivera que se abstenga.

En el camino de la investidura, muy a lo lejos, llegan a percibirse los tambores de una repetición electoral pero nadie quiere volver a las urnas, o al menos eso dicen. Las elecciones las carga el diablo. El miedo a que PP, CS y VOX sumen hasta llegar a Moncloa existe. Pero lo cierto es que unos nuevos comicios, a priori, beneficiarían al PSOE. Lo hablaron Casado y Sánchez en su último encuentro, ambos líderes calculan que el bipartidismo saldría reforzado. Pese a ello, ni PP ni PSOE quieren una repetición electoral, Game Over no, Insert Coin tampoco.

Sánchez tiene fácil su argumento, podría culpar a Unidas Podemos, a Cs y al PP de la vuelta a las urnas por pensar más en sus propios intereses que en los de España.

La estrategia no sabe cuándo empieza el verano, no se va de vacaciones, la estrategia pone rumbo al relato. No olviden el título: win win. Ganar ganar.