Año nuevo, vida nueva. Eso dice el dicho y los propósitos de año nuevo no tardan en aflorar estos primeros días de enero. Aunque muchos de ellos sean repetidos como el dejar de fumar, hacer más deporte, o comer mejor (además de aprender inglés, o dedicarnos más tiempo a nosotros mismos o a la familia). Ya veremos cuánto tiempo tardamos en volver a nuestras rutinas de siempre, pero mientras la ilusión y la motivación dura, no deja de ser un propósito bonito.

Y, aunque ya hemos pasado, como decía un amigo, las "fiestas gordas" (Nochebuena, Navidad, Nochevieja, Año Nuevo…), y seguramente hemos comido por encima de nuestras posibilidades, o, por lo menos, de nuestras expectativas, aún esto no se ha acabado. Existe otra tradición que es inamovible y, aunque te niegues, tarde o temprano acabarás cayendo: el roscón de Reyes.

Mira que estamos ya empachados, que nos juramos que cuando comenzara el nuevo año íbamos a estar sólo "a verdurita" para compensar todo lo que hemos comido, incluso puede que no nos haga mucho "chiste" por su relleno o por la cantidad de fruta confitada que le ponen por encima, pero, queramos o no, el rosco va a presidir la mesa en estos días que quedan de fiestas sí o sí.

¿Cuántas calorías tiene el roscón de Reyes?

No por nada se calcula que este año se van a llegar a vender más de 30 millones de roscones en toda España. Y no por nada cada año se innova en los rellenos, sus preparaciones y sus presentaciones. No hace muchos años vivíamos el boom de los roscones proteicos, o, sin ir más lejos, el roscón vegano que hizo furor (en redes) el año pasado. En Reyes hay roscón, y tu cuerpo lo sabe.

Pero, ¿qué nos supone este último "empujón" culinario a nuestra ya dilatada cuenta de calorías? No pocas. De hecho, se le considera el dulce navideño que más calorías aporta. Y es que con sólo mirarlo nos podemos hacer una idea: un bizcocho decorado con fruta confitada, azúcar perlada o glaseada, por no hablar de los rellenos (que parece que son los que más se venden estas fechas: ya que lo hacemos, lo hacemos con todos los extras).

Ya solamente una porción del bizcocho (unos 90 gramos por barba se calcula que nos comemos), sin relleno, pero con toda su decoración, nos aportan unas 400 calorías. Casi como una tableta de turrón del blando, ahí es nada. Y es que solamente por la mantequilla del bizcocho, y el azúcar y más azúcar que lleva por encima en forma de trozos de lo que antes quería ser una fruta, pero en colores neón, ya vamos bien servidos de calorías.

El relleno. Como hemos dicho antes, es algo que la gran mayoría de los españoles no perdona. El famoso relleno. Y aunque en los últimos años han evolucionado a nuevas propuestas como cabello de ángel, yema o mazapán (¿roscón con mazapán? También llamado el "revienta-arterias"…), los clásicos suelen ser los más vendidos: nata, crema pastelera y trufa-chocolate.

¿Cuánto engorda el relleno del roscón de Reyes?

Nos parecen pocas calorías, así que una mente iluminada un día dijo "y si, además, le metemos algo dentro". Por si ya fuera poco el sabor dulce que tenía el invento, pues le metemos más dulce dentro. No vaya a ser que se nos amargue siendo el último día oficial de las navidades (aunque muchos digan aquello de "Hasta San Antón, pascuas son").

La broma no sale barata la verdad. Pero, si tuvieras que elegir el relleno menos calórico, ¿en cuál pensarías? ¿Crema? ¿Nata? ¿Trufa? Pues, quizá te sorprendas, pero puede que no sea el que estás pensando. Y es que, para muchos, la nata es el relleno más "ligerito", y puede ser que de esa sensación por su textura al montarla, pero de ligerito bien poco.

Se calcula que 100 gramos de nata montada aportarían unas 365 Kcal a añadir a lo que ya aporta el roscón. Por lo que la broma se pone ya interesante. Seguido de la nata estaría la crema, con unas 280 Kcal (aunque depende mucho de la receta a la hora de prepararla) y, por último, la trufa con unas 250 Kcal.

En el fondo, si lo pensamos bien, la nata montada no deja de ser la parte grasa de la leche, a la que hemos añadido azúcar y le hemos dado un buen "meneo" para que adquiera esa esponjosidad. Mientras que la crema lleva huevo, que ya le resta alguna que otra caloría porque no es "grasa pura", o a la trufa el cacao. Aunque, a decir verdad, ninguna de las tres opciones estaría dentro de las recomendaciones diarias de cualquier dietista-nutricionista.

¿Cuál es el mejor roscón de Reyes?

La verdad, aquel que de verdad es roscón de Reyes. Porque cuando te pones a revisar etiquetas de algunos de los que venden, poco o nada se parecen a la receta tradicional de este dulce. Es como todo. Cuando vas a comprar a la panadería de toda la vida y ves los precios no es de extrañar que alguno vecino exclame en alto "¡Madre mía, qué precios!". Mientras que en el súper hay algunos que por 6 euros tienen un "señor roscón".

¿Qué queremos por ese precio? Cuando miramos la receta del roscón tradicional, la verdad, tiene bastantes ingredientes que no son baratos precisamente. Y no me refiero al agua de azahar, que también. Hablamos de la mantequilla y la nata. Dos ingredientes que su precio en respostrería, además de dar calidad a las preparaciones, son de los que más pueden subir la factura final del roscón.

Entonces, ¿cómo puede valer "tan poco" el roscón del supermercado? Échale un ojo a la etiqueta y verás por qué. Si hemos dicho que la nata y la mantequilla son dos de los ingredientes principales del roscón pero que más pueden hacer que suba el precio del producto, son los primeros que desaparecen total o parcialmente de estos roscones "low cost".

Por eso no es de extrañar que aparezcan viejos conocidos (y enemigos de la opinión pública) como el aceite de palma hidrogenado, otros aceites vegetales como el de girasol, harinas de malta, soja y otros cereales que nada tienen que ver con la harina de trigo de fuerza… y lo que más me maravilla: sólidos lácteos, el perfecto sustituto de la nata. Pero no te preocupes, que al paladar muchas veces (no todas) ni se nota, porque ya vienen cargaditos de saborizantes, aromas, colorantes, etc… Es decir, que intentamos que parezca un roscón, pero sin utilizar los ingredientes clave de un roscón.

Que no es que sean ni tóxicos ni mortales para nosotros. Pero, llámame loco, cuando pago por una cosa, quiero que me den eso por lo que he pagado. Por lo que si a lo que me estás dando lo llamas "Roscón de Reyes", qué menos que respetes la receta y no sólo el aspecto.

Por eso, como sólo me voy a comer un trozo (por salud, por la báscula, y porque, de verdad, creo que ya no me cabe nada más en este cuerpo), que, por lo menos, sea algo de calidad. Y que sea lo que es, roscón de Reyes. ¿El relleno? Ya te dejo que elijas tú, aunque te dejo una pista: los roscones sin relleno (y sin fruta escarchada) también existen.