Aunque está presente en el 90% de las casas de España y de toda Europa, y se inventó en 1945, a día de hoy el microondas tiene el estigma de ser el electrodoméstico que más sospechas y reticencias despierta. No es raro que, cada cierto tiempo, escuches, leas o veas noticias sobre lo perjudicial que es calentar el café o la leche cada mañana en él (de cocinar ni hablamos, porque aún no somos capaces de sacar todo el partido que este aparato nos ofrece a la cocina de nuestro día a día).

A lo mejor todo viene de cómo se descubrió. Parece ser que el ingeniero Percy Spencer estaba probando un nuevo tubo al vacío llamado magnetrón (la pieza central de todo microondas que hace que la "magia" surja efecto), cuando descubrió que un caramelo que tenía en el bolsillo se había fundido. De esta manera supo que las microondas que generaba ese dispositivo hacían girar las moléculas de agua de los alimentos, y gracias a este movimiento, se calentaban.

Puedo llegar a entender que genere dudas, ya que, al fin y al cabo, estamos hablando de una caja cerrada y opaca que cocina sin seguir las formas tradicionales donde hay una fuente de calor, ya sea una resistencia, un fuego o "algo" que se calienta y, a su vez, calienta un recipiente o, directamente, el alimento. Pero de ahí a oír cosas como que contamina el agua, hace explotar huevos o que emite radiaciones nocivas… todo tiene un límite.

Por eso hoy quiero hacer un repaso de todo lo que se ha llegado a decir de este electrodoméstico ya octogenario, y, por encima de todo, dejar claro qué es cierto y qué es mera fantasía que ha ido corriendo de boca en boca.

Las ondas del microondas vuelven a la comida peligrosa

FALSO. La comida se calienta. Punto y final. Las famosas "microondas" no son más que ondas electromagnéticas, como las de un móvil, la radio o la televisión por cable. Y como hemos dicho, actúan sobre las moléculas de agua, las grasas y los azúcares sin alterarlos. Es decir, no se modifica la composición química de éstos, excepto los cambios normales que sufren los alimentos con cualquier método de cocción. Es decir, que nos da igual que sea al microondas, que a la plancha o al horno. Los cambios en el alimento son prácticamente iguales.

Su funcionamiento, aunque pueda parecer complicado, es muy sencillo. Las moléculas de agua tienen dos polos, uno positivo y otro negativo (como los imanes). Cuando encendemos el microondas generamos un campo electromagnético que hace que estas moléculas de agua se muevan y choquen entre ellas. De esta forma se general el calor y el agua que contiene el alimento hierve. Y aunque parezca algo raro o peligroso, que las moléculas se muevan es totalmente inocuo. Es decir, que no conlleva ningún problema, ni mucho menos las destruye.

Usar el microondas de forma continuada provoca enfermedades

FALSO. Es verdad que en el pasado este aparato era tan desconocido que se llegaba a pensar hasta que podía envenenar, dejarte impotente o incluso ciego a quien lo usara (¿a quién no le han regañado de pequeño por quedarse mirando cómo daba vueltas el vaso de leche cuando lo calentábamos? Reconozcamos que tiene un movimiento hipnótico). Hoy en día la mayoría de la gente ya no cree eso (o, al menos, no debería), pero parece que sí permanece la idea de que ponernos delante de él puede provocarnos cáncer.

¿Puede? No. Para que las ondas que emite nos causaran tan terrible enfermedad deberían de ser radiaciones ionizantes. Pero no lo son. Por lo tanto, no provocan mutaciones en los seres vivos, no afectan al ADN, ni aumenta el riesgo a que desarrollemos tumores. ¿De verdad creemos que si así fuera se venderían tan libremente?

¿No te quedas conforme con esta explicación? A lo mejor sí te tranquiliza más saber que en el año 2005 la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un documento donde decía bien claro que, si se usaba el microondas siguiendo las instrucciones del fabricante, es totalmente seguro y puede ser usado sin ningún tipo de problema para calentar y preparar alimentos (aunque hagas más lo primero).

El microondas te puede quemar

VERDADERO. Aunque hemos hecho una similitud con el móvil o la radio (y nadie se ha quemado con ellos con un uso normal -obviemos las noticias de aquella marca de móviles que explotaban incluso en pleno vuelo-), en el microondas es verdad que las ondas están concentradas en un espacio cerrado.

Existe un riesgo de que las ondas salgan al exterior y nos provoquen lo mismo que hacen a los alimentos: calentar nuestros tejidos, como la piel, y quemarnos. Por eso el microondas tiene que estar en perfectas condiciones y tenemos que revisar que la puerta cierre bien, o no tenga ninguna fisura, por ejemplo, la que podría provocar un cuchillo que se nos ha caído encima del microondas (raro, pero puede pasar).

Pero, los microondas tienen sistemas de seguridad para evitar que las ondas atraviesen las paredes metálicas del aparato. Concretamente tienen una malla metálica con agujeritos de 1,5 milímetros que las ondas (que tienen una longitud de onda de 12 centímetros) no pueden atravesar. ¿Cuántos casos de gente conoces que se haya llegado a quemar usando este aparato? He ahí tu respuesta.

A lo mejor, la forma más probable de quemarnos con él es usándolo de otra manera. Por ejemplo, cuando sacamos un recipiente que está muy caliente. Según la misma OMS ese es el mayor de los riesgos de este aparato, por eso nos recomienda conocer bien el funcionamiento de nuestro microondas y controlar los tiempos de cocinado de cada plato. Además del uso de manoplas, claro está.

El microondas destruye nutrientes

FALSO. Cocinar al microondas es tan seguro y tiene el mismo valor nutricional que los platos que cocinamos en el horno o en la cocina convencional, ya sea de gas, vitrocerámica o de inducción. ¡OJO! Esto no quiere decir que no haya pérdida de nutrientes. Evidentemente, y como en otras formas de cocinar, se pierde alguna cantidad de ciertas vitaminas y minerales. ¿Cuánto? Depende del tiempo que lo dejemos dentro o de cómo estemos cocinando. No es lo mismo poner la verdura congelada en un plato y para dentro, que, por ejemplo, en una de esas famosas siliconas de cocina al vapor con el microondas. Cuanto más tiempo, más pérdida. Sirva esta frase como regla general.

A su favor podemos decir que la temperatura que puede alcanzar un microondas tampoco es muy elevada si lo comparo con un horno, por ejemplo; y la energía penetra más profundamente en el alimento, lo que hace que necesitemos menos tiempo de cocinado. De hecho, una de las peores técnicas de cocinado es el hervido, porque se cocina dentro de agua (y se lleva vitaminas y minerales hidrosolubles, como la vitamina C) y necesitas más tiempo para que el alimento se cueza bien. Pero nada que deba preocuparnos si tenemos una dieta sana. Recuerda que las vitaminas son buenas, pero no por eso tenemos que ponernos hasta arriba de ellas, hay que tomar lo que necesitamos, y las pérdidas con estos métodos de cocción no son el principal problema. Más daño hace que no tomes, como mínimo, 5 piezas de fruta y verdura al día.

El microondas hace una cocción poco homogénea

CIERTO. Aunque lo que no es cierto es que se cocine de dentro hacia fuera. Sí lo es que depende mucho de la composición del alimento. La forma en que se calientan no tiene mucho que ver con el fogón de toda la vida, ya que las microondas pueden actuar más rápido en algunas zonas del alimento que en otras. Por ejemplo, siempre va a ser más rápido en los sitios donde más agua tenga el alimento que en las que tienen menos (más agua, más movimiento por las ondas).

Por eso es muy fácil cocinar verduras o pescados con él. Mientras que otros, como el azúcar (que no tiene casi agua salvo que lo humedezcamos nosotros), es casi una tortura china intentar cocinarlos. No, no intentes hacer caramelo en el microondas si no sabes.

¿Cómo solucionamos esto? Con la parte más “divertida” del mismo: el plato giratorio. Es una gran ayuda para que las ondas lleguen a todas las partes del alimento. E, incluso, podemos ayudar nosotros en algunas recetas (como unos macarrones o un puré) si removemos a mitad del calentamiento el plato para equilibrar la temperatura. Y, como no, otra manera son los recipientes que concentran el vapor dentro. Eso sí, nunca con los herméticos porque estallarían.

Como hemos visto, no hay nada que temer con este electrodoméstico que reina en las mañanas durante los desayunos, y que, con un poco de práctica, nos puede sacar de un apuro en una comida o una cena. Pero no quiero terminar sin recordar que NO se meten metales (salvo que nos lo indique el fabricante dentro)

De forma general, los metales no son grandes amigos del microondas, ya que consiguen mover sus electrones y, con ello, provocar chispas. Especialmente, el aluminio. Y tampoco un móvil, ya que explotaría. ¿Por qué digo esto? Porque no es la primera, ni segura que la última vez, que he oído que alguien lo ha intentado.

Menos inventos con los móviles, y más ponernos las pilas con el microondas para sacarle su máximo potencial.