De la misma manera que la doctora que veía el discurso de Trump suspiraba profundamente, los dietistas-nutricionistas y profesionales de la alimentación suspiramos este viernes cuando vimos las recomendaciones alimentarias que se hacían en un programa de televisión de una cadena nacional para, según ellos, casos de infección por el coronavirus.

Comer de seis a diez veces al día, pan ("mucho pan", llegaron a decir), nata, postres, galletas y rebozados como san jacobos y galletas. Vamos, en resumen, parecía que estar infectado por coronavirus era el salvoconducto necesario para poder comer en grandes cantidades y muchas veces al día de todo lo que los dietistas-nutricionistas hemos estado pidiendo que moderemos (incluso eliminemos) de nuestras dietas.

Recomendaciones nutricionales muy poco acertadas

Según lo expuesto en el programa, y posteriormente publicado en su página web oficial, recuperar el peso perdido es muy importante para los enfermos de coronavirus. Por lo visto, la debilidad, la fatiga y la ausencia de gusto y olfato pueden llevar a las personas con COVID-19 a rechazar alimentos, y sería importante comer para recuperarse lo antes posible. Hasta aquí, incluso pueden tener parte de razón.

Lo peor viene después, cuando alegan que "los nutricionistas y endocrinos" recomiendan comer entre seis y diez veces diarias (¿da tiempo a comer tantas veces? A mí, personalmente, no me apetece un san jacobo a las 11 de la mañana). Señalan que las comidas no tienen que ser copiosas, que es importante ir alimentándose poco a poco.

Y para rematar, terminan con sus recomendaciones, según ellos, sacadas de lo que recomiendan los profesionales. Ya os adelanto que la recomendación no es tal, tiene muchos matices. Y, ni cortos ni perezosos, han hecho una recomendación por una vía que llega a un público general. Es decir, que pueden existir casos donde la persona haya dado positivo, tenga síntomas leves, y entienda que tiene que ponerse "hasta arriba" de galletas, croquetas, rebozados, pan y postres varios (parece que se les ha olvidado la "otra" noticia que alertaba que el sobrepeso y la obesidad agravan las complicaciones por COVID-19).

¿De dónde sale que hay que comer diez veces al día?

Estas recomendaciones no salen de la nada (sería totalmente lo contrario a un trabajo periodístico ético). Tienen un origen, y además es una fuente oficial. La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición publicaba el 18 de marzo en su página web una serie de recomendaciones para personas infectadas por coronavirus.

Pero se les ha escapado un matiz, un matiz bastante importante: estas recomendaciones son para paciente desnutrido o en riesgo de desnutrición y que puede comer aún por vía oral (hay casos de personas que no tienen esa capacidad y se les tiene que alimentar por otras vías, como las sondas). Es decir, un paciente que puede tener problemas de deficiencia de calorías y nutrientes, como las proteínas. Lo que le generaría debilidad y una disminución de la capacidad de respuesta al virus de su cuerpo y su sistema inmune.

Dicho de otra manera, que no todo el mundo que tiene una infección por coronavirus tiene que seguir estas recomendaciones. Y eso, cuando leemos este escrito de la SEEN, lo entendemos a la perfección (además de saber que el planteamiento dietético que hagamos al paciente tiene que ser personalizado). Pero, ¿qué pasa cuando jugamos a ser dietistas-nutricionistas sin serlo? Que podemos meter la pata, y lanzar unas recomendaciones a toda la población sin ser conscientes de que no son para todos, y que pueden tener más efectos negativos que positivos. De ahí la importancia de asesorarse y entender bien, de la mano de un profesional, la información de salud y nutrición, antes de lanzarse a divulgar nada.

¿Cómo tengo que comer si tengo coronavirus?

La verdad, nada nuevo en el frente. Salvo en casos muy concreto como el que acabamos de ver, y que será el profesional de la nutrición quien nos dirá que cambios tenemos que hacer en nuestro menú diario, el resto de casos con sintomatología leve tampoco es que tenga que seguir unas recomendaciones específicas. Aunque sí tiene más motivos para seguir una dieta correcta.

Es imprescindible estar bien nutridos y bien hidratados. Principalmente, y dicho de forma extremadamente resumida, para que el cuerpo tenga todas las herramientas necesarias (nutrientes) para luchar y recuperarse de la enfermedad. Incluso el agua, porque tengamos en cuenta que todas las reacciones químicas del cuerpo utilizan de una manera u otra un medio acuoso. Por eso, una deshidratación empeoraría la evolución de la enfermedad

Pero esto no significa que tengamos que estar bebiendo agua a todas horas, sino que nos tenemos que preocupar de beberla. Observarnos y ver que estamos bebiendo agua. Da igual entre las comidas, con las comidas, o sin comer. Y lo mismo con la alimentación, no se trata tanto de comer mas o menos, si no de comer bien. Y eso conlleva:

- Cinco raciones de fruta y verdura al día. Esta recomendación es un mínimo. Si comemos más, no pasa nada. De hecho, mejor, porque le quitamos el hueco a otros alimentos insanos. Comidas y cenas tienen que tener siempre verdura. Y al menos tres piezas de fruta al día.

- Carnes magras, pescados blancos y azules, lácteos, huevos. Y no nos olvidemos de las proteínas vegetales de las legumbres y los frutos secos. Necesitamos proteínas, pero que sean de calidad y de fuentes saludables. Ojo: no todos los días tenemos que comer carne. De hecho, una regla para acordarse: si he comido legumbres (complementadas con cereal), ese día no como carne.

- Aceite de oliva virgen extra. Sí, pero no hay que bebérselo. Lo necesario para cocinar y aliñar. Y mejor que otros refinados como girasol o maíz. Incluso el aceite de soja.

- Cereales: sí, con moderación (es decir, en función de la actividad física que tenga) y siempre integral de grano completo. No desechemos al quitar la cáscara y el germen los nutrientes de los cereales.

- ¿El resto de "alimentos"? Ocasional, opcional (no es obligatorio comerlos) y, sobre todo, que no le quite el lugar a los que hemos visto arriba. Es decir, puedo comer chocolate (siempre más del 70% cacao y sin azúcares añadidos), pero que no signifique que ya no me como la fruta que tenía pensada para la merienda.

En este caso que hemos vivido se me viene un viejo refrán a la cabeza, que siempre me ha gustado y siempre me gustará: "Para hablar y comer pescado, hay que tener cuidado".

#JuntosSaldremos