Los test de antígenos ya se venden libremente en farmacias y parafarmacias de supermercados en Alemania, Estados Unidos y Portugal. En China se pueden adquirir en máquinas de vending. En Reino Unido cada persona podrá recibir dos test gratuitos a la semana para hacerse la prueba por su cuenta.

Los conocimientos que se han ido acumulando a lo largo de la pandemia acerca de la utilidad de los test de antígenos, así como las mejoras de la técnica, están provocando que cada vez más países los autoricen como pruebas de autodiagnóstico como parte de su estrategia de control de la pandemia.

De momento en España no está autorizada la venta a particulares, ni siquiera con receta. Se están usando en los cribados masivos, como prueba de diagnóstico rápido en atención primaria, como test periódico para quienes trabajan en contacto con otras personas, para viajar, para acceder a eventos multitudinarios etc. Según la Agencia Española del Medicamento y el Producto Sanitario, estos test deben realizarse por personal sanitario y de laboratorio capacitado para llevar a cabo la toma de muestras, el ensayo, la interpretación de los resultados y la comunicación posterior a las autoridades de Salud Pública. Los test deben contar con marcado CE, asegurar al menos un 80% de sensibilidad y un 97% especificidad, siguiendo las recomendaciones de la Comisión Europea.

Es posible que esta situación cambie pronto y España se sume a lista de países que autorizan los test de antígenos como pruebas de autodiagnóstico. Por eso es importante estar preparados, saber para qué sirven, cómo funcionan y cómo interpretar los resultados.

Para qué sirven

Los test de antígenos detectan fragmentos del coronavirus, concretamente un tipo de proteínas específicas del SARS-CoV-2 denominadas antígenos.

Son muy sensibles a cargas virales altas, por lo que resultan útiles para diagnosticar a personas sintomáticas y distinguir entre infecciones que producen síntomas similares, como resfriados, gripe o alergias. Recientemente se ha confirmado que también sirven para detectar a personas con alta capacidad infectiva que son las que más contribuyen a la transmisión del virus.

Ahora sabemos que las personas que más contagian no siempre presentan síntomas, de hecho, estudios preliminares muestran que sintomáticos y asintomáticos presentan picos de carga viral equivalentes. Es decir, la carga viral, y por tanto la capacidad de infectar a otras personas no depende de los síntomas.

Solo el 20% de las personas portadoras del SARS-CoV-2 provocan el 90% de los contagios, con lo que el 80% de los portadores apenas contribuyen a la transmisión del virus. La carga viral más elevada está concentrada en muy pocas personas: se estima que el 2% de los portadores del SARS-CoV-2 concentran el 90% de los virus que circulan y estos son altamente contagiosos durante pocos días. Son los coloquialmente llamados "supercontagiadores". Detectarlos y aislarlos durante los picos de máxima infectividad es decisivo para limitar la expansión del virus. Esto es precisamente lo que detectan con una fiabilidad de casi el 100% los test de antígenos.

Cómo funcionan

La mayoría funcionan por una técnica de separación y caracterización que los químicos utilizamos con frecuencia: la cromatografía. Igual que el agua (fase móvil) iría impregnando por capilaridad una tira de papel (fase estacionaria), la cromatografía consiste en que la muestra de saliva es la fase móvil que fluye por capilaridad a lo largo una fase estacionaria. En la fase estacionaria hay dos compuestos que actúan como detectores, sirviéndose de la afinidad química entre anticuerpo y antígeno. Si la muestra contiene coronavirus, una vez alcance los compuestos detectores, el virus se quedará retenido por ellos.

El primer paso consiste en tomar una muestra con un hisopo nasofaríngeo. Esta se mezcla con una disolución tampón. Se dispensan cinco gotas en el pocillo de muestra “S” del dispositivo y se esperan 15 minutos al resultado.

En el pocillo de muestra 'S' hay dos componentes, uno es un antígeno que sirve como control y el otro es un anticuerpo con afinidad por alguna de las proteínas antígeno del SARS-CoV-2.

Al colocar la muestra en disolución, esta irá avanzando por capilaridad hasta llegar a la ventana de resultados. En esa ventana hay dos letras: 'C' de control y 'T' de test. En la 'C' hay un anticuerpo que revela color cuando se acopla al antígeno control por el que tiene afinidad. Esto sirve para confirmar que la muestra ha fluido hasta la ventana de detección.

Si la muestra contiene SARS-CoV-2, este se unirá al anticuerpo presente en el pocillo 'S'. Al fluir hacia la ventana de detección, se unirá al anticuerpo presente en la 'T' revelando color, formando un sándwich anticuerpo/antígeno SARS-CoV-2/anticuerpo.

Cómo interpretar los resultados

El resultado de la prueba puede ser positivo, negativo o no válido, tal y como se describe en la siguiente imagen:

Un resultado POSITIVO significa que la probabilidad de que estés infectado es casi del 100%. La carga viral es suficiente como para ser detectada por el test, por lo que podrías estar en la fase más contagiosa, incluso aunque no tengas síntomas. Debes aislarte de inmediato, avisar a tus contactos y a los servicios de salud, quienes confirmarán el resultado a través de una PCR.

Un resultado NEGATIVO no significa que no seas portador del virus. Podrías estar infectado pero presentar una carga viral tan baja que es indetectable para un test de antígenos. Incluso con una carga viral baja es posible contagiar a otras personas, así que un resultado negativo no exime de seguir cumpliendo las medidas sanitarias: mascarilla, ventilación, distancia e higiene.

¿Qué es mejor, test de antígenos o PCR?

Depende para qué. Los test de antígenos detectan rápidamente a las personas más contagiosas. Las PCR detectan con muy alta fiabilidad la presencia del virus con independencia de si se es contagioso.

Las dos pruebas detectan partes diferentes del virus, así que sirven para determinar la presencia de coronavirus en el organismo. El test de antígenos detecta proteínas específicas del SARS-CoV-2, y la PCR detecta su material genético específico.

La PCR se considera el "estándar de oro" para detectar la presencia de SARS-CoV-2. Es la técnica más sensible, lo que significa que detecta cantidades muy pequeñas de virus, incluso fragmentos de material genético residual en personas que han superado la COVID-19 semanas atrás y ni siquiera tienen capacidad infectiva.

La PCR es una técnica de amplificación, es decir, una vez detectado el material genético hace copias de él. En cada ciclo de la PCR se multiplican las copias. Si el positivo en PCR aparece en pocos ciclos, significa que el paciente tiene una alta carga viral y por tanto será más contagioso.

La principal ventaja de la PCR es que es la prueba más específica y sensible. La desventaja es que es cara, necesita de profesionales con formación en la técnica, y los resultados pueden tardar entre 12 y 48 horas.

Los test de antígenos son prácticamente igual de específicos que una PCR (es muy difícil que den un falso positivo), pero pierden sensibilidad a medida que baja la carga viral (pueden dar fasos negativos con mayor probabilidad). Su principal ventaja es que son muy útiles para detectar a personas contagiosas, son baratos, fáciles de usar y rápidos (15 – 30 min), así que compensan su menor sensibilidad con su facilidad para detectar a las personas que más pueden contribuir a la transmisión del virus.

¿Son útiles para controlar la pandemia?

La principal estrategia para controlar la pandemia es vacunar con celeridad a la mayor parte de la población. Mientras tanto, los test de antígenos de autodiagnóstico han demostrado a lo largo de los últimos meses que pueden ser unos grandes aliados.

La principal razón es que los test de autodiagnóstico detectan de forma inmediata y fiable a las personas que más contagian, de modo que son útiles para cortar de raíz las cadenas de transmisión.

La mayoría de las personas infectadas con SARS-CoV-2 son contagiosas durante 4 - 8 días. Esto se ha medido haciendo seguimiento de la carga viral y de cultivos de virus de personas infectadas. Durante los primeros días el virus se multiplica en el organismo, pero una vez alcanza un máximo, el cuerpo no puede soportar más rondas de replicación. Por lo general, más allá del noveno día tras la aparición de los síntomas el virus apenas se replica y la carga viral cae, por lo que no son personas potencialmente contagiosas. De ahí viene la recomendación de los 10 días de aislamiento.

Esta ventana temporal de transmisibilidad contrasta con el tiempo que una PCR puede seguir dando positivo, incluso más allá de un mes. Esto sugiere que más de la mitad de las veces los positivos en PCR no son personas contagiosas. Sin embargo, un positivo en test de antígenos es con altísima probabilidad una persona contagiosa.

Comunicación, confianza y responsabilidad

Autorizar los test de antígenos como pruebas de autodiagnóstico de venta libre debe ir acompañado de una sólida estrategia de comunicación. Será importante explicar las razones del cambio de parecer, ya que ahora sí se ha confirmado que la utilidad de los test de antígenos para controlar la transmisión del virus es mayor de lo que se esperaba en un principio.

También habrá que comunicar con claridad y transparencia cómo se usan, sus limitaciones y la interpretación de resultados. Si una persona da positivo debe aislarse inmediatamente y avisar a los servicios de salud. Si da negativo debe seguir manteniendo las medidas sanitarias: un resultado negativo no es una carta blanca para saltarse las normas. Esto tiene que quedar claro.

Autorizarlos como pruebas de autodiagnóstico significa trasladar la responsabilidad a los ciudadanos. Dicho de otro modo: cómo nos tratan nos da la medida de cómo de responsables nos ven.