Carlos Mazón tiene el mérito de superar en miseria al Carlos Mazón del día anterior. Alguien podría haber entendido que una vez dimitido, y habiéndose presentado en una comisión de investigación hecha a su medida para no tener que quedar en evidencia, podría haber hecho un acto de constricción tras el dolor desgarrado por las víctimas en el funeral de Estado y haber usado la comparecencia para no echar más sal en su herida.
La comparecencia fue un insulto. Una mano abierta a las víctimas que es una bofetada, como diría el portavoz del PSOE con acierto y finura. Su intervención no ha podido contar con la presencia de las víctimas porque los únicos seis asientos para invitados estaban copados por los seis asesores que le han escrito un texto en el que no ha contestado una sola de las preguntas y manchando el debate con los intentos por esparcir la culpa sobre aquellos que no se tiraron cinco horas comiendo y bebiendo. Mazón sigue sin contestar si no contestaba las llamadas porque estaba perjudicado del ágape.
Mazón se superó, y en un peldaño más de su escalada hacia la miseria integral, deslizó que el gobierno no quiso informar en su extensión de la dimensión de la catástrofe dejando espacio a una teoría de la conspiración similar a la que los más degradados del mundo independentista movieron tras el atentado de las Ramblas insinuando que el CNI tenía conocimiento de la preparación dejando que se produjese para castigar a los catalanes. La infamia ha viajado al sur, porque además no tienen el coraje suficiente para decir claramente lo que insinúa.
Pero no obviemos el papel que el PP y VOX han hecho en dicha comparecencia. Los que van a seguir repartiéndose la Generalitat con su número 2 por el miedo a unas elecciones que saben que van a perder digan lo que digan las encuestas. Las palabras hieren y hacen sangrar de dolor a las víctimas, no me imagino lo que pueden sentir los familiares de quien perdieron ahogados a sus seres querido cuando escuchan de boca del fascista con babas sin capacidad para hilar un solo argumento que ejerce de portavoz de los ultras en Les Corts que están siendo utilizadas por la izquierda.
Asumo y adelanto que esa gallardía que finge tener se le quedaría en la bolsa escrotal si tuviera delante a esas víctimas para decirles que están siendo utilizadas, que no tienen agencia propia, que su dolor es impostado y sirve no al amor por sus familiares ni a la búsqueda de la verdad y la justicia sino a los intereses partidistas de alguien que busca usar la muerte de sus familiares para quitar del poder al PP y VOX. No tienen cojones para ponerse delante de las víctimas y decir lo que dicen en la seguridad de una comparecencia política.
Algo siempre aflora admirable en todas las comparecencias e intervenciones públicas de Carlos Mazón, aunque sea por una comparativa ética inabarcable, y es la decencia, dignidad y resiliencia de las víctimas. Intento empatizar y ponerme en su lugar para comprender la paciencia y estoicismo que están demostrando para no pasar de las protestas y gritos. No consigo hacerlo, me resulta completamente imposible comprender ese civismo superior al aguantar sin ir más allá los insultos sistemáticos de Carlos Mazón a la memoria de sus familiares.
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