Dijo ayer Pablo Casado citando a Valle Inclán que la ética es fundamental para la estética. Aunque parece que no, que no lo dijo. Que le han pasado un meme en el que aparece esa cita y palante. No aparece en la obra La lámpara maravillosa en la que el sabio barbudo teorizó sobre estos dos grandes problemas de la filosofía y su encaje. Pero pudo haberla dicho, por eso funcionan los memes. Tienen que ser creíbles para que los asesores políticos se las pasen a sus líderes sin necesidad de leer demasiado.

Pablo Casado es especialista en inventarse o pervertir el sentido y el contexto del pensamiento de los grandes autores de nuestro país por la nula o escasa intelectualidad que los cuarenta años de franquismo dejaron de referentes para los suyos. Cite a Pemán, o a Ernesto Giménez Caballero. Ponga en sus labios versos arraigados. Cite a sus referentes, a los que crecieron en su cultura política. Pero deje en paz a aquellos a los que las ideas conservadoras e intolerantes movían sus letras en el antagonismo.

No es la primera vez que malogra la imagen de uno de los grandes de nuestras letras en plena crisis sanitaria. El día que inauguraron el monumento a las víctimas del Covid-19 en Madrid, en pleno estado de alarma, cuando aún morían varias decenas todos los días corrió a hacerse una foto enlutado y citando a Machado: "Madrid es el rompeolas de todas las Españas, en verso de Machado. Y en estos momentos tan duros, lo vuelve a demostrar con un gran alcalde al frente de la capital de España y de Iberoamérica. Este San Isidro está dedicado a los sanitarios y las víctimas del Covid-19 y sus familias". El monumento ahora está destartalado. Solo un mes después. La ética es fundamental para la estética.

Antonio Machado escribió ese verso en plena Guerra Civil en un artículo llamado "Baluarte de nuestra guerra de independencia". En el texto denunciaba las barbaridades que los fascistas realizaban en Madrid y los bombardeos de las tropas golpistas y presentaba la ciudad como "barrera infranqueable para el odio faccioso". Tenía además un recado para explicarles lo que era Madrid a aquellos que solo piensan en la estética sin ética: "Un pueblo de señores que siempre ha despreciado el señoritismo".

Produce cierto sonrojo asistir a un espectáculo de exaltación de la cualidad ética en quien tiene sus títulos universitarios sin saber lo que es el esfuerzo y solo gracias a prebendas y favores por su capital social. De la estética nos ha dejado una imagen que le define bien, en plena pandemia, cuando nuestros compatriotas morían a chorro y él solo andaba preocupado en que esas muertes le costaran el poder al Gobierno, nos regaló una foto compungido, apretando los puños, aparentando mucho dolor en el baño del Congreso.

"Nulla aesthetica sine ethica", escribió el profesor José María Valverde en una pizarra citando a Nietzsche cuando renunció a su cátedra junto a Antonio Tovar por el despido de la universidad de Barcelona por el franquismo de los catedráticos José Luis López Aranguren, Agustín García Calvo y Enrique Tierno Galván por apoyar las protestas estudiantiles. Atendiendo a la cita adecuada y el comportamiento coherente que lo acompaña se me ocurre una manera en la que Pablo Casado puede hacer honor a su cita inventada, dimitir por el escándalo de las residencias en Madrid, ese lugar que era su referente para mostrar cómo gobernaría. Puede irse sin escribir la cita bien en la pizarra. Por ética, aunque sea por estética.