Isabel Díaz Ayuso expresó de forma abierta que va a prohibir y retirar libros atendiendo a su criterio ideológico. En un acto en la precampaña en Andalucía anunció que creará una orden ejecutiva dirigida a los inspectores de educación para que busquen material contrario a su percepción ideológica y retirar los textos y los libros. No especificó si quemaría los libros de texto. A Ayuso la mueven por tierras andaluzas para tapar el espacio a VOX siendo más extrema que ellos, y hay que reconocer que lo logra, ni siquiera el más fascista del partido de Abascal se ha atrevido a expresar una idea autoritaria de este porte que dicta una sección administrativa de su gobierno destinada a decidir qué contenidos son contrarios a sus ideas para prohibir libros.

La frase exacta, sin que haya posibilidad de enmienda a lo dicho, es la siguiente: "Nosotros vamos a realizar una revisión pormenorizada y urgente de todos los libros de texto en la Comunidad de Madrid, una orden que vamos a dar a nuestra inspección educativa, y vamos a solicitar la retirada de todos aquellos libros y aquellos textos que contengan material sectario". Las posibilidades legales y competenciales de Ayuso para hacer algo así están por definirse, pero el simple hecho de expresar la intención de aprobar una orden censora de este tipo nos acerca a líderes como Viktor Orban o Vladimir Putin que tienen establecido procesos de este tipo para controlar la información, la educación y la historia. Es importante definir qué es para Isabel Díaz Ayuso material sectario, porque será lo que aparezca en la orden ejecutivo dada a la inspección para el expurgo y censura de los libros. El listado ya nos lo dieron los medios de derechas calificándolo de "conceptos sanchistas". Son palabras que evitarán que la censura de Ayuso proporcione el nihil obstat que les permita pasar el corte.

Los conceptos que serán objeto de censura son algunos como "conciencia democrática", "emergencia climática", "centralización" o "mejora de la humanidad y el planeta". No existe ningún motivo para que la administración establezca un filtro de censura y prohibición de libros, pero es más difícil aún intentar explicar cómo pueden considerar sectaria una evidencia científica como la emergencia climática, un concepto territorial existente y neutro como la centralización, o el hecho de que los ciudadanos tengan un compromiso con los valores democráticos. La deriva autoritaria de Isabel Díaz Ayuso no precisa de los posfascistas de VOX porque no hay nadie más radical que la presidenta dentro del partido de Abascal.

La censura de Ayuso llegará al revisionismo histórico franquista y retirará los libros y textos que incluyan conceptos tales como "grandes reformas estructurales de la II República" o "la II República y la transformación democrática de España". Los libros que quieran explicar el hecho histórico de la llegada de la democracia a España tras la dictadura de Miguel Primo de Rivera y el hecho histórico de la consecución de la primera constitución democrática del siglo XX en nuestro país serán prohibidos por el cuerpo censor de Ayuso. La herencia familiar de Ayuso y su pasado ideológico de juventud pueden explicar estas querencias por el revisionismo fascista sobre la historia de España, pero es dramático que se acepte con normalidad la intención de prohibir textos creando un index librorum prohibitorum educativo negando la realidad histórica a favor de un concepto ideológico posfascista. No hay quejas de liberales ni medios que claman a favor de la libertad de manera recurrente como concepto vacío.

Viktor Orban decretó el pasado mes de agosto la restricción para la venta de libros infantiles con contenido LGTBI. El texto de la ley expresaba que estará restringida la venta de textos que "describan una desviación respecto de la identidad de género concebida en el nacimiento, o describan un cambio de género, o popularicen la homosexulidad". Esos libros no se podrán vender a menos de 200 metros de iglesias o colegios y no podrán ser exhibidos en escaparates y expositores en interiores de las librerías, además sus portadas deberán estar tapadas. La orden de Isabel Díaz Ayuso es más ambiciosa y propone la retirada de los textos que no le gusten. Madrid es un régimen iliberal que funciona como demo de lo que nos espera a nivel nacional.