En España cada vez se es más consciente de la importancia que tiene para nuestra salud llevar una alimentación saludable. Y por ello, en las decisiones de compra se tiene cada vez más en cuenta si el producto es elevado en grasas saturadas, azúcares y si es o no un alimento ultraprocesado.

Son datos que se desprenden del último informe 'Sociedad y decisión alimentaria en España', realizado por el Instituto Universitario CEU Alimentación y Sociedad y Fundación MAPFRE que pone de manifiesto que la pandemia del COVID-19, el teletrabajo y la crisis económica han influido a los españoles en varios aspectos que tienen que ver con lo que comen, cómo lo hacen y con quién.

Uno de esos aspectos ha sido el fijarnos más en lo saludable a lo hora de comprar un producto: se intenta comprar más productos frescos y menos procesados. Pero eso no sería lo que se mira en primer lugar. Las tres primeras cosas en las que los españoles se fijan a la hora de elegir un producto son, por orden:

  • La fecha de caducidad
  • El precio
  • Si es o no saludable este alimento

Para saber si un alimento es o no saludable debemos fijarnos siempre en el etiquetado del producto, tal como explica en este artíulo la nutricionista Isabel Campos). Las claves: observar el procesamiento del producto, el listado de ingredientes y la cantidad de azúcar y sal, principalmente.

Otra de las cosas más importantes que ha puesto de manifiesto la pandemia es el telebrabajo. Y con respecto a la alimentación, precisamente, son "las personas que teletrabajan las que cocinan más, consumen más frutas y verduras y menos fritos y precocinados", según muestra el trabajo.

Las personas con menos ingresos tienen peor alimentación

Sin embargo, esto no es así para todos. Según muestra este trabajo, "la pandemia no ha afectado económicamente de la misma forma a los españoles. La mitad (51,7%) reconoce que no ha variado su situación económica tras la pandemia, un dato que contrasta con el 35,5%, que asegura que sí ha empeorado y con el 12,9% que afirma que su situación económica ha mejorado.

Y esto tiene que ver también con nuestra alimentación y sobre todo con cómo compramos: según reflejan los datos: cuanto menor es el nivel de ingresos, la dieta es de peor calidad, la frecuencia con la que se adquieren productos de menor precio es mayor y disminuye el consumo de alimentos frescos (frutas, verduras y hortalizas), así como de carne y pescado.

Cuanto menor es el nivel de ingresos, la dieta es de peor calidad, disminuyendo el consumo de alimentos frescos, carne y pescado

Informe 'Sociedad y decisión alimentaria en España'

De entre las personas más afectadas económicamente, 3 de cada 10 han bajado el consumo de frutas; 2 de cada 10, compran más comida preparada; y el 14% ha acudido a programas de ayuda alimentaria.

Además, el porcentaje de personas que han disminuido el consumo de alimentos frescos (53.9%) es notablemente mayor en los hogares con mayor número de miembros, que son en los que por lo general conviven menores y ancianos, los grupos más vulnerables desde el punto de vista nutricional.

Todo esto concuerda con los datos deobesidad infantilque se han venido publicando hace unos años: el porcentaje de niños y niñas con sobrepeso y obesidad es mayor en las familias más pobres. Concretamente y según datos de un trabajo publicado por Save the Children, publicado en 2022, un 32,5% de los menores entre 4 y 16 años de renta baja sufren exceso de peso frente al 19% de los niños y niñas que viven en familias de renta alta y que tienen sobrepeso.

Alimentación en España: dónde se compran y cómo cocina

Con respecto a dónde compramos, el informe destaca algo que ya hemos podido comprobar en nuestra propia realidad: ha disminuido la compra en el mercado tradicional y en las tiendas de barrio y que se ha incrementado en los hipermercados (para productos no perecederos) y supermercados (para productos frescos).

De hecho, y en comparación con años anteriores, han aumentado de forma significativa las personas que compran distintos alimentos (13% en 2015 y 28,4% en 2022) y en distintos lugares (15,4% en 2015 y 26,2% en 2022) en función de si es a principio o final del mes.

Ha disminuido la compra en el mercado tradicional y en las tiendas de barrio y que se ha incrementado en los hipermercados (para productos no perecederos) y supermercados (para productos frescos)

Informe 'Sociedad y decisión alimentaria en España'

En cuánto al cómo cocina, hemos de decir que, tal como apunta el informe, "la mayoría de la población cocina y 9 de cada 10 personas tienen ahora esta responsabilidad, ya sea de forma exclusiva o compartida". Pero siguen siendo ellas las encargadas por completo de la elaboración de la comida en el hogar (73%) en mucha mayor medida que ellos (36%).

Por otro lado, la media de tiempo dedicada a cocinar es de 7,22 horas semanales y los métodos empleados más comunes son la plancha, la cocción y el horno.

También debemos destacar ha disminuido el gusto por cocinar, excepto entre la población masculina y en el grupo entre 18 y 30 años y con relación a los criterios que se tienen en cuenta a la hora de cocinar, se priorizan los gustos de las personas con las que se convive y cada vez más, la salud, es decir que sean platos cada vez más saludables, teniendo en cuenta criterios de nutrición.

Se come más solo y con el móvil

En relación a los ritmos alimentarios, la mayoría de la población realiza tres o más comidas al día y sólo el 19,5% realiza las míticas 5 comidas al día, en días laborables y el 23,2% lo hace en días festivos.

La mayor parte de la población - según la encuesta- come alguna vez fuera de casa: el 73,8% lo hace los días de diario(fundamentalmente por motivos de trabajo, por ejemplo, no le da tiempo a ir a casa a comer) y el 87,3% come alguna vez fuera los fines de semana o días de descanso (54,1% lo hace una o dos veces por semana).

En general y con respecto a años anteriores, se dedica más tiempo a todas y cada una de las comidas: una media de 17 minutos a desayunar (el 26% de las personas realiza el desayuno de pie), unos 37 minutos al almuerzo y unos 30 a la cena.

Se dedica más tiempo que hace 5 años a todas las comidas principales: una media de 17 minutos a desayunar, unos 37 minutos al almuerzo y unos 30 a la cena

Informe 'Sociedad y decisión alimentaria en España'

Sin embargo, tal como apunta el informe, "a pesar de la alta proporción de españoles que declara comer y cenar en compañía de familiares o amigos (entre el 64% y el 86%, dependiendo de si es de lunes a viernes o en fin de semana o festivo), destaca que casi el 40% y el 38% de las personas comen y cenan -respectivamente- en el hogar, viendo la televisión u otro tipo de pantallas, cifra que supera a la personas que comen sentados, conversando y los que prestan atención a la comida.

Los mayores de 65 años son los que con mayor frecuencia comen sentados y prestan atención a la comida y los jóvenes de 18 a 30 años que son los que habitualmente comen de pie y los que tienen entre 31 y 64 años son los que con mayor regularidad se sientan a la mesa y aprovechan para conversar, una tendencia que ha descendido en los últimos años.

También en este apartado, hay que destacar de nuevo a las personas que teletrabajan: dedican un cuarto de hora más de tiempo a comer; y lo hacen en mayor medida frente a la televisión u otro tipo de pantalla (un 40% más que antes), así como en compañía de la familia (un 49% más que antes).

Alimentación y sostenibilidad en España

Por último, uno de los aspectos que ha estudiado este informe ha sido la sostenibilidad. Según el trabajo, la sostenibilidad vinculada a la alimentación tiene una importancia media entre los españoles: un 6,2 sobre 10.

Por otro lado, y según los datos del informe, un 44,7% considera que su dieta es sostenible y su disposición a pagar más por alimentos de este tipo es baja (4,7 sobre 10). Para la mayoría, este concepto se asocia con respeto a la biodiversidad y a los ecosistemas, generación de pocos residuos y alimentos ecológicos, poco procesados y de origen local.

Por último, los alimentos que más vinculan los españoles con una dieta sostenible son las frutas, verduras y frutos secos. Y para que la dieta sea más sostenible, optan por "reciclar envases y evitar el desperdicio alimentario (el 30% afirma que nunca tira alimentos a la basura), para lo que reaprovechan las sobras (refrigerar y/o congelar para más tarde), preparan recetas con los restos y planifican la compra y las comidas".