El "botellódromo" de Granada, único lugar de la vía pública donde hasta el momento estaba permitido el consumo de alcohol, vive sus últimas horas este fin de semana, con las dudas sobre las posibles alternativas de ocio nocturno frente a un espacio que ha llegado a congregar a miles de jóvenes en los últimos años. Inaugurado a principios de 2007, este recinto ubicado junto a un centro comercial será clausurado de manera definitiva a partir del 1 de septiembre tras un acuerdo consensuado por los grupos políticos municipales.

Granada, ha sido considerada por algunos como la "ciudad del botellón", y se sumará así a otras muchas capitales españolas que a lo largo de los últimos años han ido cerrando estos espacios, surgidos en un principio para despejar los centros históricos de ruidos, suciedad o ataques al patrimonio.

Lugares como estos asociados en muchos casos al consumo masivo de alcohol, han originado numerosas quejas de quienes residen en el entorno del "botellódromo", vecinos que han constituido incluso una plataforma y han reclamado durante mucho tiempo una solución definitiva. Solo desde 2013 y hasta junio, las denuncias tramitadas por botellón han superado las 6.600, a lo que hay que sumar varios centenares más por ruidos en la vía pública y en viviendas.

También quedarán atrás varias ediciones de la popular "Fiesta de la Primavera", en la que la llegada de esta estación servía como excusa para beber, que congregaba a miles de jóvenes convocados por redes sociales y llegados de distintos puntos de Andalucía e incluso del resto de España. Aunque desde el pasado marzo el anterior equipo del PP ya había limitado, el consumo de alcohol en el "botellódromo" a los viernes, los sábados y las vísperas de festivos y prohibido convocatorias masivas en esta zona, va a ser el nuevo Gobierno municipal del PSOE el encargado de echar su "cerrojazo" definitivo.

La concejala de Protección Ciudadana y Turismo, Raquel Ruz, ha destacado que Granada entrará así en la "normalidad nacional" ya que era una "negativa excepción" como única capital española que mantenía un espacio de este tipo, con lo que comenzará asimismo a desterrar esa imagen pública asociada al botellón. "Granada debe potenciar su cultura y su patrimonio y no el turismo de borrachera", ha recalcado la edil, que esta misma semana ha participado en el arranque de diferentes comisiones municipales que tratarán de articular una alternativa al cierre del "botellódromo".

Dado que existe el temor de que una vez cerrado este recinto, que en los primeros días de clausura podría incluso ser vallado de forma provisional, el consumo de alcohol se reparta por otros puntos de la ciudad e incluso se traslade a viviendas con las mismas molestias a los vecinos, el Gobierno local estudia vías para atajar el problema. Se prevén sanciones de hasta 3.000 euros para quienes sigan bebiendo alcohol en la vía pública, y que incluso se plantea una modificación de la normativa que controle más los ruidos en viviendas.