La mala atención del departamento hizo que Stafford llevara el asunto a los tribunales ya que siempre le desviaban su caso de una oficina a otra sin darle solución. Le dieron números de teléfonos directos para su consulta y el juez desestimó el caso.

Es por esto que planeó su venganza. Stafford contrató a 11 personas a que le ayudaran a desenrollar las monedas y meterlas en carretillas para llevarlas. El hombre pagó casi 10 euros por hora a cada trabajador y se gastó 400 euros en las carretillas. Todo para tener su ansiada venganza.

El comentario de Stafford también ha sido muy comentado por los internautas: "No debería importar si pagas 300 euros por año en impuestos sobre la renta o pagas 300.000 como yo, porque la columna vertebral de una democracia o república libre comienza con la transparencia del gobierno".