Una treintena de estudiantes del Instituto de Educación Superior (IES) San Isidoro de Sevilla se concentraron la pasada semana con una sentada en el recreo como acto de protesta y de apoyo por un alumno de primero de Bachillerato de este centro al que se le "amenazó" desde el centro con "ponerle un parte" por no ir "adecuado" al tener puesto vestuario femenino.

Según ha explicado la representante del alumnado en el Consejo Escolar y delegada provisional del alumnado del IES San Isidoro, Julia Ibáñez, el viernes anterior a esta sentada, un joven estaba dando un discurso en clase sobre el colectivo LGTB para "darle visibilidad" a este grupo, por lo que decidió ponerse un vestido y así reivindicar "la libertad de vestir como uno quiere".

Este alumno "no piensa que tenga que vestir como dicta la norma según el rol de género, porque el se identifica más con esta identidad", de forma que decidió quedarse vestido así en el recreo, según ha contado Ibáñez. En ese momento, un profesor le dijo que se quitara esa ropa porque "no era apropiada", lo que "en palabras textuales se traduce en que 'eres un chico y no puedes llevar vestido'", ha detallado.

Según la representante estudiantil, este profesor supuestamente habría "amenazado" al alumno con "ponerle un parte" y éste, "por temor" a ser amonestado, se quitó el vestido. Desde la Delegación de Estudiantes trasladaron este suceso a la Jefatura de Estudios del centro y, desde allí, se les aseguró que "se puede llevar ropa de otro género", de forma que "no creen que este profesor haya actuado como el alumno ha criticado", según la representante.

Así las cosas, como no estaban desobedeciendo ninguna norma al vestirse como desean, a expensas del rol de género, --tal y como se les había trasladado desde la Dirección--, una treintena de alumnos se sentaron en el recreo vestidos con diferentes roles de género, una bandera del movimiento LGTB+ y cantando la canción de Alaska '¿A quién le importa?'.

En la protesta, secundada por alumnos a partir de 4º de la ESO, se pusieron de acuerdo para que las chicas fueran vestidas con trajes, corbatas y barbas pintadas, así como los chicos intercambiaran su rol con vestidos y maquillajes. Al verlos, otros cursos del centro se unieron a la causa "pintándose bigotes o los labios por los pasillos", según ha expresado.

Después de esta sentada, muchos profesores han felicitado a estos estudiantes al estar a favor de que no se cuestione lo que uno lleva y de visibilizar a este colectivo. No obstante, Julia Ibáñez ha reconocido que el centro tiene "unas normas rígidas", tal y como también ha confirmado una portavoz de la Red de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (Rampa), por lo que "cualquier ropa que no se ajuste, se sale de la norma".

Después de todo lo sucedido, la portavoz de la Red de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos se ha mostrado "satisfecha" y "muy orgullosa" de ver cómo los jóvenes han reaccionado y se han solidarizado con esta causa, así como de que hayan sabido "resolver" esta situación, toda vez que ha defendido que cada cual "se vista como quiera".

Desde el colectivo de estudiantes han reiterado que "no hay norma válida que impida ponerse lo que uno quiera", ya que para ellos "el lenguaje no es la única forma de expresar algo, también se puede transmitir a través de la vestimenta".