Fernando Navarro
Editorial: Impedimenta
Año de publicación original: 2025
Nada no quiere que la toquen. No quiere comer ni quiere tomarse las pastillas que le dan. Tampoco quiere que le pinchen y le inyecten las cosas que le inyectan en el sanatorio, pero Nada no puede hacer nada para evitarlo, porque a veces le sujetan los celadores con fuerza y no le queda más remedio que sentir la aguja clavarse en su carne.
La niña Nada sueña tantas cosas que no tiene claro cuándo ha dejado de soñar y cuándo está despierta
A veces se duerme. Y cuando duerme sueña tantas cosas que no tiene claro cuándo ha dejado de soñar y cuándo está despierta. Sueña con sus hermanicos allá en la sierra, con su madre Madreselva, pequeña, bonita y frágil como una muñeca de porcelana. Otras veces sueña con un espectro que la persigue desde la montaña. Que no está dispuesto a dejarla escapar del monte.
Aunque podría ser que no lo esté soñando y que realmente esté allí, arrastrándose bajo las camas, siguiendo sus pasos por los pasillos fríos. Respirando, babeante, a su espalda. Y da igual que Nada no quiera hacerles caso. Da igual que se aferre a la enfermera Brígida, la única persona que le aporta algo de calma en su pequeña vida. Da igual, en general, todo lo que pueda hacer, porque su destino está marcado con barro, sangre y mierda.
Fascinación por el Capitán
La niña Nada creció en el bosque, junto a sus cuatro hermanos, criados todos, si es que a eso se le puede llamar criar, por el Capitán, su padre, que por no darles, ni siquiera les dio nombre. A la montaña huyó movido, el Capitán, por uno de sus impulsos violentos y paranoicos. Decidió que lo mejor para su mujer y sus cinco hijos pequeños era huir de la ciudad de Granada, dejar atrás las comodidades y abrazar la naturaleza y la tierra en las Alpujarras, cerca de Sierra Nevada.
Al Capitán le dio igual el frío, el hambre y el dolor de sus hijos. Porque en general, le daba igual todo lo que no fuera él mismo
Y le dio igual el frío, el hambre, la violencia y el dolor de sus hijos. Porque en general, le daba igual todo lo que no fuera él mismo. Y sus hijos tuvieron que aprender a vivir sin nada, a esquivar los enfados de un personaje tan fascinante como peligroso. Tuvieron que aprender a ser depredadores en la naturaleza para no ser presas. Porque la violencia perseguía al Capitán. Le rodeaba. Y todo a su alrededor acababa siempre manchado, sucio, violentado.
La niña Nada sufrió el bosque, sufrió la montaña y sufrió a su padre. Y terminó asumiendo que aquel era su lugar. Un espacio pequeño y hostil lleno de rabia y dolor. Donde todos, poco a poco, fueron dejándose llevar por la locura y por el peso de una extraña presencia que convivía con ellos en el bosque.
La primera novela de Fernando Navarro
Fernando Navarro ha desarrollado su carrera en el mundo del cine, sobre todo. Escribiendo guiones de películas como 'Anacleto, agente secreto', 'Verónica', 'Orígenes secretos' o la reciente 'Segundo premio'. Ha sido dos veces nominado al Goya (por 'Verónica' y por 'Orígenes secretos') y ha escrito un libro de relatos, Malaventura, premiado con varios galardones.
La primera novela de Fernando Navarro está siendo todo un fenómeno, agotando tres ediciones en sus primeros diez días en librerías
Crisálida, su primera novela, está siendo todo un fenómeno, agotando tres ediciones (diez mil ejemplares) en sus primeros diez días en librerías. En ella se puede ver la habilidad que tiene Navarro para crear imágenes poderosas y perturbadoras. La niña Nada encaramada a un armario, a oscuras, saltando sobre un celador que no ha descubierto su presencia. Una sombra que se mueve en la oscuridad del bosque justo antes de cerrar la entrada de la tienda de campaña.
Imágenes que ganan en peso gracias a una prosa enrabietada, rápida, sin puntuar muchas veces. Un torrente de pensamiento que sale de una niña atormentada, de "una loquita", como dice la propia Nada. Un texto que cae en el alma de quien lo lee como una cascada: salvaje, asfixiante y violenta.
'Crisálida' es un texto que cae en el alma de quien lo lee como una cascada: salvaje, asfixiante y violenta
Saltando del pasado al presente, del bosque al sanatorio, la novela avanza buscando arrojar luz sobre el espacio intermedio: ¿Cómo llego Nada hasta allí? ¿Qué pasó en la montaña? ¿Qué fue de El Capitán, de Madreselva y de sus cuatro hermanos? ¿Por qué la persiguen los fantasmas del bosque?
Responder a esas preguntas será el motor que tire del lector, pero lo que de verdad le haga pegarse a las páginas de Crisálida será experimentar el camino, compartir esas vivencias, a veces terribles, a veces inquietantes, que experimenta Nada. Sentir su miedo, vivir su angustia e iluminar la oscuridad que la rodea.
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