Desentierran la dignidad tan reclamada hace años. Sepultados por tierra y cal buscan a unos 130 fusilados por el franquismo. "Los cuerpos aparecen maniatados, las fracturas que tienen los cráneos tras haber recibido un tiro de gracia".

El bisabuelo de Miguel Ángel fue asesinado en un paredón y creen que después lo llevaron a la Fosa 128 de Paterna. "Se hacían tandas de 20 personas. Fusilaban, cargaban e iban esperando el turno", relata Miguel Ángel.

Los expertos recuperan y analizan todo cuanto encuentran: cinturones de cuero con las hebillas, suelas de zapato, botones y algunos objetos como gomas de borrar.

Acabarán en unos meses tras empezar con sorpresa. "La capa de cal estaba removida, alterada. Muchas familias en años posteriores venían incluso por la noche para hacer exhumaciones clandestinas y llevarse los restos", explica Miguel Mezquida, director arqueología ArqueoAntro.

En Madrid se analizará el ADN, en un año sabrán si son sus familiares. "Ya tenemos ganas de cerrar y cicatrizar esta herida. Fue un episodio muy trágico para la sociedad española", afirma Miguel Ángel Torres, secretario Familiares fosa 128. Muchas heridas que cerrar y todavía muchas fosas por abrir.