España
Santander, el capricho del Cantábrico
Una de las capitales más cautivadoras y genuinas del norte de España
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¿Qué se puede decir de Santander que no se haya dicho ya? Santander tiene ese aire contagioso que cautiva y enamora. Ese clima caprichoso que cambia a merced de la brisa marina del Cantábrico y que embellece la ciudad cada día. La naturalidad y el carácter afable de sus habitantes contribuye a la que la ciudad se vuelva más entrañable paso a paso, rincón a rincón. Y es que un simple vistazo a alguna de sus calles es suficiente para empaparse de la naturaleza real que tiene la ciudad. Por sus playas y plazas han paseado reyes, nobles y personajes ilustres. Su espectacular gastronomía ha conquistado millones de paladares y, por supuesto, su cultura ha encandilado o no menos turistas. El puerto natural alrededor del que se encuentra Santander ya se utilizaba antes del Imperio romano y las zonas verdes inundan la ciudad. A pesar de que gran parte de su casco viejo fue destruido por el incendio que asoló la ciudad en el año 1941, Santander aún conserva intacta su característica apariencia, mágica y singular. Sus tapas por el barrio de Puertochico, su elegancia urbana y sus pequeñas partes de naturaleza son únicas en el norte de España. Es una ciudad que merece la pena conocer sin ninguna prisa y, si el tiempo acompaña, te presentamos algunos de los lugares que no puedes perderte de ella. El resto deberás descubrirlos tú mismo.
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