NAVARRA
Monasterio de Santa María la Real de la Oliva: ¿sabías que es el monasterio cisterciense más antiguo de España?
Es el momento más que perfecto para conocer la sorprendente historia que esconde el Monasterio de Santa María la Real de la Oliva.

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Viajamos hasta Navarra, concretamente hasta la zona comprendida entre la localidad de Carcastillo y Mélida. Allí encontramos una de las construcciones más sorprendentes y significativas de este territorio. Nos referimos, como no podía ser de otra manera, a la abadía cisterciense del Monasterio de Santa María la Real de la Oliva. Popularmente llamado de Nuestra Señora de la Oliva, se trata de un conjunto arquitectónico monacal de estilo cisterciense navarro. De hecho, es considerado como el Monasterio cisterciense más antiguo de España.
El Monasterio de Santa María la Real de la Oliva, a través de su historia
La abadía fue construida tras un largo proceso, probablemente entre los años 1145 y 1150 por García Ramírez el Restaurador, Rey de Pamplona. Este monarca obtuvo el apoyo del Papado, pero también de la nobleza y monarquías navarra y aragonesa. El paso del tiempo hizo que esta construcción se convirtiese, indudablemente, en uno de los centros monásticos más influyentes de Navarra, como consecuencia de su extenso patrimonio, pero también de su espectacular biblioteca.
Con posterioridad, concretamente entre finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, llegaron numerosos problemas políticos, bélicos y hasta sociales. Algo que se culminó con la histórica Desamortización de Mendizábal en 1835, que provocó que este Monasterio acabase en la ruina, sufriendo un notable expolio y abandono. En abril de 1880, este Monasterio de Santa María la Real de Oliva fue declarado Monumento histórico nacional, y pero no fue hasta 1927 cuando volvió a ser habitado tras una amplia reconstrucción.

El Monasterio de Santa María la Real de Oliva, a través de sus características
Uno de los elementos que más llama la atención de esta sorprendente y espectacular construcción es, indudablemente, su fachada principal, puesto que nos abre las puertas a un lugar verdaderamente mágico, a la par que especial. En cuanto a la Iglesia de Santa María, donde se aprecia una notable transición entre los estilos románico y gótico, fue sufragada tanto por Sancho VI el Sabio como por su hijo, Sancho VII el Fuerte.
No podemos dejar de mencionar que este templo fue construido entre los siglos XII y XIII con piedra sillar. Cabe destacar que consta de tres naves, y llama la atención por esa austeridad cisterciense, palpable en la sobriedad en cuanto a la decoración. Entre otras cuestiones, porque se ciñe a motivos vegetales, animales y alguna que otra clave en las bóvedas.

Desde la Iglesia de Santa María tenemos acceso directo al claustro gótico, cuyas obras comenzaron en el siglo XIV y no finalizaron hasta principios del siglo XVI. Entre otras cuestiones, hay que destacar que cuenta con una sala capitular en la zona oriental, es decir, una “fábrica cisterciense” de finales del siglo XII y principios del siglo XIII que está muy relacionada con la de la abadía francesa de L’Escale-Dieu. Estamos ante una impresionante expresión de obra progótica. ¡Es verdaderamente espectacular!
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