A través de las Highlands en el Royal Scotsman

Hay una región al norte de Escocia de naturaleza indómita, agreste, salvaje, cuya soledad atrapa; donde se funden las montañas con los valles salpicados de ríos y lagos cristalinos con un mar cuajado de islas, son las Highlands, las Tierras Altas. Durante siglos la población de esta zona vivía dedicada al pastoreo o forzada a emigrar, hasta que llegó el ferrocarril hace siglo y medio, incluso antes que el automóvil, y permitió conectar sus puertos con el interior y con las islas creando una nueva fuente de riqueza. Y es, precisamente, el ferrocarril el medio que vamos a utilizar para adentrarnos en el corazón de estas tierras, en un tren de época, el Royal Scotsman de la cadena Belmond, que realiza este trayecto entre los meses de abril y octubre. Cuenta con varios itinerarios, el “Highland” de dos nocheso el de siete del “Grand North Western”, aunque el más solicitado es el “Classic” de cuatro; también hay recorridos temáticos relacionados con el golf o el patrimonio cultural. Esta experiencia única que supone vivir unos días dentro de un tren comienza en la estación de Edimburgo. Un tren, compuesto por nueve vagones de estilo eduardiano, que para 36 pasajeros será nuestro hogar durante estos días. Con su suave traqueteo nos evocará el romanticismo de los antiguos viajes donde no tenían cabida las prisas y nos adentrará en este territorio hogar de águilas, ciervos, y hasta ballenas y delfines; tierra de castillos inexpugnables junto a bucólicos pueblos y destilerías, todo ello aderezado con sus misteriosas leyendas. Cuenta con cinco coches dormitorios, con confortables camarotes decorados en madera donde no falta detalle, y desde los que veremos pasar a través de sus ventanales este espectacular escenario. Pero si el exterior impacta no hay que dejar de lado el ambiente a bordo en este hotel de lujo rodante. En cualquiera de sus dos vagones restaurante podemos disfrutar de una de las mejores cocinas de Inglaterra, menú que nos ha preparado el chef Mark Tamburrini, basado en los sabores escoceses y que incorpora ingredientes naturales de los lugares por donde se viaja. Tras un típico desayuno, comienzan las excursiones matutinas. Desde una inmersión en la historia de los castillos escoceses o las catas del mejor whisky en algunas de sus famosas destilerías. Para terminar la jornada, antes de la cena, nada mejor para relajarnos que una amena charla con una copa en el Coche Observatorio, su “club social”, con su galería abierta al aire libre.