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Europa

Stirling, el castillo de los tres acantilados

Construido en el siglo XIV, domina el centro de Escocia desde la cima de un pico de origen volcánico.

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Castle Hill no es un pico cualquiera. Forma parte del filón de Stirling, una formación de cuarzo con alrededor de 350 millones de años de antigüedad. Su majestuosidad es evidente, especialmente porque lo ocupa uno de los castillos más impresionantes de Escocia: el de Stirling. Levantado sobre lo que fue una pequeña capilla del siglo XI, las construcciones previas al castillo actual sirvieron como refugio para monterías y cazas de ciervos de la familia real escocesa durante decenios. No fue hasta el siglo XIV cuando empieza la construcción de algunos de los edificios que actualmente hay en su interior. Posteriormente empezarían a levantar los principales hasta darlo por terminado dos siglos después. Así, nacía una inmensa mole defensiva de piedra sobre la roca que impresionaba por su situación, con tres de sus caras dando directamente a altísimos acantilados cortados en pico. Las diferentes murallas que lo componen, dan paso al primer palacio renacentista de Reino Unido. Se trata del Palacio Real, construido por Jaime V de Escocia y que aún mantiene restos de un Gótico tardío. Llama la atención por tener unas líneas arquitectónicas francesas, pero la decoración es más bien germánica, con estatuas de soldados, retratos y artesonados de madera en el techo. Visitarlo es poder conocer cómo vivían los reyes en la Edad Media escocesa, pues se conservan las estancias separadas tanto del rey como de la reina. Cada una de ellas tiene una recámara, además del dormitorio, así como armarios y pequeñas habitaciones para el servicio. Además, se pueden ver tapices de la época, perfectamente restaurados y que fueron expuestos en 2013; así como la Capilla Real, un edificio anexo que esconde una iglesia de una única planta y bóveda, donde coronaron a la Reina María en 1543. Actualmente, Stirling es mucho más que un castillo. Además de acoger varios museos históricos, es sede de grandes conciertos en su esplanada. Y como buen castillo escocés, no le falta su fantasma. En este caso, nada menos que el de María Estuardo, que, según la leyenda, vagaría en él desde su muerte en 1567...

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