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América Sur

Las Lajas, el santuario más espectacular de Colombia

Se encuentra en Nariño y su basílica preside un gran puente de dos arcos y más 50 metros de alto.

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El río Guaitara, cuyo recorrido transcurre por Ecuador y Colombia, es el responsable de haber socavado, poco a poco, durante siglos, las montañas de la región. El resultado, un profundo cañón que acoge una de las construcciones más bellas de Sudamérica: el Santuario de Las lajas, construido sobre la verticalidad del cañón. Se encuentra en el departamento de Nariño (Colombia), a 10 km de la frontera con Ecuador, y su impresionante construcción destaca por coronar un magnífico puente de 50 metros de alto con dos impresionantes arcos. Un salto no apto para personas con vértigo que parece sacado de un cuento de hadas, en tanto que recuerda a los míticos puentes de entrada a castillos encantados con puertas levadizas. Pero la construcción no es la original. En el siglo XVIII, que fue cuando se levantó el primer monasterio en la zona tras la supuesta aparición de la virgen a un indígena, la construcción era una choza de madera y paja. Se mantuvo en pie 40 años. Poco a poco se fue ampliando y mejorando, en el siglo XIX, con ladrillo y edificando más alas. El santuario actual, construido al principio del siglo XX, destaca por el uso de piedra gris y blanca, con un estilo Neogótico y compuesta de tres naves, construidas sobre el propio puente. Este hace de atrio uniéndola, como es su función, con el otro lado de la montaña. En total, 100 metros de altura desde la base, aunque luego son estancias más bien estrechas, que no llegan a los 28 metros de ancho. Su interior es tan espectacular como las vistas desde fuera. Con bóvedas de crucería, las naves presentan mosaicos y vidrieras del alemán Walter Wolf, que lleva a la selva colombiana el buen hacer de la tradición germana en este arte. El ábside es la propia pared de la montaña, que resguarda la imagen de la Virgen del Rosario pintada en piedra. Los muros alrededor bien merecen un paseo, ya que están llenos de curiosos exvotos y placas con agradecimientos por los favores recibidos. Todo un lugar de peregrinaje en medio de la selva que bien parece el bosque encantado.

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