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De la Isla de Elba a la de Santa Elena (los lugares que sellaron el fin de Napoleón)

Lo exiliaron a la isla de Elba, pero regresó a Francia así que su segundo destierro fue más lejano, la isla de Santa Elena.

De la Isla de Elba a la de Santa Elena

De la Isla de Elba a la de Santa ElenaImagen de Emiliano Burzagli en Wikipedia, licencia CC BY-SA 3.0.JPG

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Tras el discutido y discutible Napoleón de Ridley Scott se nos ocurren muchos lugares a los que viajar, claro ¡Europa entera! Pero vamos a empezar por el final, por el final de Napoleón, queremos decir… un final que se escribió en dos etapas, dos exilios por ser más exactos; el de la isla de Elba de la que huyó y el de la isla de Santa Elena en la que vivió los últimos años de su vida.

Isla de Elba

La isla de Elba es una isla italiana de origen volcánico y forma parte en la actualidad del Parque Nacional Archipiélago Toscano, es de hecho la isla más grande del archipiélago toscano, su capital es Portoferraio y, la verdad, se nos antoja más paradisíaca que carcelaria por más que exiliaran aquí a Napoleón como quien lo manda a la Bastilla. Napoleón fue dueño y señor del Principado de Elba desde mayo de 1814 hasta febrero de 1815 y en ese tiempo se hizo construir dos villas: villa de San Martino y villa dei Mulini, esta última convertida hoy en museo.

Portoferraio. Isla de Elba
Portoferraio. Isla de Elba | Imagen de Bruno Barral en Wikipedia, licencia CC BY-SA 3.0

Aunque asociamos esta isla a Napoleón lo cierto es que solo un año de su larga historia estuvo protagonizado por el que fuera emperador de Francia, antes o después de él pasaron por aquí griegos, etruscos y cartagineses, también españoles, franceses y por supuesto italianos. Además esta isla, el archipiélago toscano entero en realidad, cuenta con más de una leyenda: la más bella cuenta como la Venus Tirrénica emergió de las aguas en el mar Tirreno y, al romperse la diadema de perlas que lucía en su cabeza, estas salpicaron el mar Tirreno y se convirtieron en las siete isla del archipiélago toscano, la de Elba con sus poco más de 30.000 habitantes es la más grande.

¿Qué ver en la isla de Elba? Portoferraio, una ciudad con un bello casco histórico; el Museo Nacional de las Residencias Napoleónicas ubicado en las residencias que se hizo construir Napoleón; Porto Azzurro, una localidad de rico patrimonio artístico y cultural que nos ofrece además bellas playas; Capoliveri, un pueblo medieval de calles estrechas y arcadas lleno de tiendas y sabrosos restaurantes; y el yacimiento arqueológico de Bagni di Agrippa Postumo; ¿más lugares de Elba a visitar? Los hay, entre ellos las Fortalezas de los Médici en Portoferraio y la bahía de Marina di Campo.

Isla de Santa Elena

Como Napoleón demostró que una breve travesía en mar no era suficiente para anclarlo a isla alguna, en su segundo destierro lo mandaron más lejos, a la isla de Santa Elena en medio del Atlántico, a 1.800 kilómetros de la costa de África.

La historia que conocemos de Santa Elena empezó en 1502 cuando fue descubierta por los portugueses que buscaban vías para llegar a las Indias, a ella también llegaron los ingleses y neerlandeses que fueron quienes la habitaron a partir del S.XVII; ¿por qué era tan importante esta isla? Porque era una escala clave camino de las Indias mientras no se abría el Canal de Suez, tras su apertura su importancia decayó.

La Casa Longwood. Isla de Santa Elena
La Casa Longwood. Isla de Santa Elena | Imagen de Michel Dancoisne-Martineau en Wikipedia, licencia de dominio público

Santa Elena vive hoy bajo el mandato que el rey Carlos III ha dado al gobernador, manda en toda la isla salvo en los territorios cedidos a Francia que son aquellos en los que pasó Napoleón sus últimos años (en los dominios franceses de Santa Elena).

Lo primero que tienes que saber de Santa Elena es que no tienes que navegar para llegar a ella, la isla cuenta con un aeropuerto internacional al que se vuela desde Ciudad del Cabo ¿y qué es lo que no te puedes perder de esta isla? Además de seguir los pasos de Napoleón y descubrir la que fue su casa en los últimos años de su vida, la mansión Longwood, podrás disfrutar de una naturaleza bella a rabiar y de opciones realmente atractivas para amantes del senderismo y del mar (buceo incluido).

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