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Europa

La casa entre las rocas de Plougrescant

Castel Meur, una de las sorpresas que esconde la Bretaña francesa

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En un entorno idílico de la costa, entre gigantescas rocas de granito, en una pequeña población de la Bretaña francesa, Plougrescant, en la Côtes d'Armor, existe una casa que parece irreal. Construida en 1861 en los acantilados, sigue en pie, protegida de los fuertes vientos, de las tormentas y de los temporales como antaño, la casa da la espalda al mar, y es conocida popularmente como "Castel Meur". Es una propiedad privada de la familia original y una atracción turística en la zona. Y no es para menos. La casa y la zona se dieron a conocer en todo el mundo por una tarjeta postal, como las de antes, emitida por las autoridades municipales. Fue un reclamo para poder desarrollar el turismo de costa en esta parte de Bretaña. Y lo cierto es que lo consiguieron, aunque a los propietarios de tan singular mansión no les hizo ninguna gracia. Desde entonces, la casa es una de las más fotografiadas de Francia y muchos turistas se acercan demasiado a "Castel Meur" perturbando la paz del hogar. Las hordas de turistas tratando de subir a la casa para tomar fotos han conseguido que se prohíba cualquier representación de "Castel Meur" con fines comerciales. Entendemos a las dos partes, pero la curiosidad es inherente al ser humano y lo cierto es que esta casa es de lo más peculiar.Anécdotas aparte, actualmente vive en ella la nieta del primer dueño del lugar, que una vez abandonó la casa donde había nacido, para ir a hacer fortuna en América. Después volvió instalarse allí en el año 2004. La casa entre las rocas se ha convertido en una especie de imagen de Plougrescant, es la tarjeta de presentación de un pueblo que bordea escarpados acantilados, donde la naturaleza salvaje rompe de vez en cuando el paisaje en calma.El entorno idílico en la costa y las gigantescas rocas de granito que la protegen son realmente impresionantes. Una obra arquitectónica maravillosa. Islotes, puertos minúsculos, casas de muñecas junto a gigantes de granito, inabarcables horizontes celestes, archipiélagos que se extienden hasta perder la vista, esta parte de la costa de la Bretaña francesa es idílica para viajar en familia, ideal para una escapada. Un laberinto de senderos en parajes naturales. La zona esta llena de sorpresas. A partir de Pors-Scarff, el camino costero avanza entre columnas de granito que han resistido a la erosión. En este litoral salvaje se yergue el peñasco de napoleón, reconocible por su forma de bicornio. En el Gouffre, el mar golpea furioso una profunda grieta abierta entre los acantilados. Porz-Hir es más modoso y alberga casas que se adosan a la roca o forman un único cuerpo con ella. Y Castel Meur, la casita de postigos blancos encastrada en el granito.

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