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Lo más importante del evento de Apple no fueron ni los iPhone ni los iPad

Es inevitable que tras cada presentación de Apple a estas alturas del año la atención se centre en los iPhone. Son protagonistas indiscutibles, nada que reprochar. Pero en medio de tanta información y opinión sobre ellos, hay aspectos que reciben la contrapartida: menos interés del que, a mi juicio, merecen. Este año le toca a una tecnología que parece una más, pero que en absoluto lo es. Empecemos por el principio.

3D Touch, novedad de Apple

3D Touch, novedad de Apple Apple

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El ratón de los primeros ordenadores personales, la 'click-wheel' de los iPod originales, el pequeño trackpad de las BlackBerry, las pantallas táctiles resistivas primero y las capacitivas después… Durante la historia moderna de la tecnología hemos visto varias innovaciones en cuanto a interfaces, en lo que respecta a interacción entre usuario y dispositivo. Las pantallas multitáctiles son las que reinan ahora, con el permiso de los 'trackpads' de ordenadores portátiles y la herencia de los ratones al uso.

Pero Apple ha introducido una completamente nueva: 3D Touch, de la cual Bloomberg ha hecho un repaso a su creación y desarrollo.

3D Touch no es ni más ni menos que una nueva versión renombrada de Force Touch (si piensan en anglosajón podrán entender por qué), la tecnología que estrenaron en Apple Watch y MacBook. Diferencia entre varios grados de presión sobre la pantalla para ejectuar unas acciones u otras. Apple la ha llevado a sus nuevos iPhone 6s y 6s Plus, y aunque parezca una mejora menor, estamos ante un punto de inflexión. Marca un antes y un después en la historia de los iPhone.

La tecnología siempre ha de ser un medio, no un fin. Esto también es aplicable a 3D Touch: por sí misma, no dice mucho. Hace falta ver de qué forma la utiliza Apple para valorar su utilidad. Si no le saca partido, sólo estaremos ante algo con potencial, en el mejor de los casos.

Más en menos

3D Touch permite tener más opciones a nuestro alcance en menos espacio. Y en consecuencia, nos deja hacer más en menos tiempo. Es lo que podemos ver echando un ojo a las primeras implementaciones de Apple. Por ejemplo, haciendo presión sobre el icono de la cámara, podemos acceder directamente a la grabación de vídeo, a la cámara lenta, a hacernos una selfie o a abrir la cámara trasera habitual. Con el correo electrónico podemos ver la lista de mensajes de contactos VIP, redactar un nuevo correo o abrir la bandeja de entrada. Y así con muchas más aplicaciones.

Si estamos frente a una dirección, ya no hace falta abrirla en la aplicación de mapas y luego volver a la aplicación anterior. Con un toque prolongado y cierta presión, podemos ver una previsualización. Lo mismo con fotografías o webs. Con los propios mapas podemos escoger que directamente nos proporcione indicaciones para llegar a casa desde el lugar en el que nos encontramos.

Como siempre, lo interesante no acaba aquí, sino que comienza. Los desarrolladores son quienes ahora deben multiplicar el interés de 3D Touch con aplicaciones que vayan más allá y permitan, nuevamente, más en menos.

3D Touch, lo nuevo de Apple

No sólo Apple

Durante la pasada IFA en Berlín, Huawei presentó un terminal con esta misma tecnología basada en sensores en la pantalla. Fue con el Mate S, pero tanto su planteamiento como las posibilidades fueron muy distintos. Para empezar, sólo la incluye la versión de 128 GB del terminal -bastante cara-. Seguramente porque, como toda tecnología reciente, tenga unos costes de desarrollo elevados que hay que comenzar a intentar reingresar.

Lo más llamativo es que mientras que Apple ha integrado por completo esta tecnología en su sistema y la ha abierto a desarrolladores, Huawei no ha podido hacerlo. Su demo se limitó a pesar una naranja colocándola sobre la pantalla del Mate S. No es que no quiera, es que no puede: no tiene la capacidad de modificar Android a esos niveles. Es la desventaja de no contar con un software propio cuando el hardware sí lo es.

De todas formas, es algo que llegará, de forma similar a los lectores de huellas dactilares. Primero los fabricantes tenían que desarrollar la capa de software, encriptación incluida, que los soportase. Con el tiempo, Android terminó incluyendo de serie esta compatibilidad.

Con Force Touch ocurrirá algo similar: llegará un momento en que Android permita integrarla en su sistema a niveles mucho más profundos, pero para eso hará falta tiempo y que fabricantes de renombre comiencen a interesarse por ella.

Las posibilidades son muy grandes, estamos prácticamente en el 'día 0' de una interfaz que puede dar muchísimo de sí. Ni siquiera importa si ha sido Apple, Huawei, Sony o Teléfonos Adolfo quien ha abierto la lata. A largo plazo, no será importante. Lo importante es que la tecnología acaba de estrenar una interfaz natural, sencilla y efectiva, que se contagiará a muchos otros fabricantes. Los beneficiados al final seremos todos: fabricantes y usuarios.

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