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CUATRO VECES MAYOR QUE EL QUE EXTINGUIÓ A LOS DINOSAURIOS

El día que ardió el cielo: el meteorito gigante que cambió la Tierra para siempre

Investigadores descubren las cicatrices de un impacto en los albores de nuestro planeta que multiplicó el tamaño y la intensidad del asteroide que extinguió mucho después a los dinosaurios.

Recreación del impacto de un meteorito gigante

Recreación del impacto de un meteorito gigante CienciaXplora

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Al leer el titular seguramente pensarás que el artículo habla de Chicxulub, el inmenso cráter de la península mexicana de Yucatán que dejó el impacto de un meteorito responsable de una de las cinco grandes extinciones masivas que ha vivido nuestro planeta. Pero no. Chicxulub fue una broma comparada con lo que pasó muchísimo antes en lo que hoy conocemos como Sudáfrica.

Por comparar: del impacto de Yucatán se deduce que fue un meteorito de unos diez kilómetros de diámetro que dejó un inmenso cráter de unos 170 kilómetros. Nada mal, pero este otro tiene unas cifras aún más demoledoras: casi cuarenta kilómetros de diámetro para dejar un cráter de unos 500 kilómetros de lado a lado tras chocar a unos 68.000 kilómetros por hora contra nuestro planeta.

Si nos llama la atención que la Luna se tiña de rojo, o nos asustemos con una lluvia de meteoritos en Rusia que generó un brillo 30 veces mayor que el del Sol, imagina esto. Bueno, no, porque las consecuencias, inimaginables.

Según la investigación de Norman H. Sleep y Donald R. Lowe, publicada en la revista de Geología G3, la brutalidad del impacto provocó que parte de los océanos se evaporaran al instante, que se produjeran tsunamis de centenares de kilómetros en todo el planeta, que ardiera el cielo y que un potente temblor sacudiera el planeta entero durante al menos media hora. No puedes imaginar lo que supondría porque ni habrías visto llegar el meteorito ni hubieras sido capaz de sobrevivir a su llegada.

Estas cosas, que ahora se nos antojan complicadas, ya sea porque es difícil que un meteorito choque contra la Tierra, ya sea porque si lo hiciera es poco probable que la destruyera , eran más o menos frecuentes en aquel momento, no mucho después de la formación de nuestro planeta y cuando enormes meteoritos impactaban contra los incipientes elementos sólidos que se formaban por doquier. De hecho, los expertos estiman que en aquella era primigenia de la Tierra es fácil que hubiera una decena de impactos como estos en nuestro planeta.

La fuerza del impacto y la cantidad de energía que se liberó fueron tales que sus consecuencias han llegado hasta nuestros días, nada menos que 3.600 millones de años después. Lo ha hecho en forma de cinturones de rocas verdes que delatan antiguas colisiones gigantescas o erupciones volcánicas que han provocado que determinados anfíboles verdes, un tipo de mineral, aparezca junto a restos de iridio, muy raro en nuestro planeta pero no tanto en asteroides.

En concreto el hallazgo del lugar del impacto está en el cinturón verde de rocas de Barberton, al sur del actual continente africano, una de las formaciones rocosas más antiguas de nuestro planeta. Y, posiblemente, sin ese impacto los actuales continentes tendrían otra forma y nuestra corteza y manto terrestre podría haber sido distinto.

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