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LA AVIACIÓN, CONTRA EL RECUERDO DEL EYJAFJALLAJOKULL

Aviones con detectores de ceniza volcánica para que no se repita lo de Islandia

La compañía de bajo coste EasyJet y el fabricante Airbus financian el primer proyecto del mundo que podrá alertar a los pilotos de la presencia de ceniza y desviar su ruta.

Impresionante nube de cenizas

Volcán de Chile CordonPress

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Abril de 2010. Miles de viajeros se quedan en tierra durante varios días por la cancelación en cadena de vuelos en toda Europa tras la erupción del volcán islandés Eyjafjallajökull. Las compañías aéreas pierden millones de euros y el transporte europeo retrocede en el tiempo. Coche, autobús y tren se colapsan durante varios días en la búsqueda de medios alternativos para desplazarse.

Tres años después, y en plena nueva erupción del Etna, en Sicilia, un equipo de científicos tiene previsto ensayar por primera vez un dispositivo a gran escala que alerta a los pilotos de la cercanía de nubes de ceniza volcánica para que puedan cambiar de ruta y evitar en el futuro cerrar el espacio aéreo, según recoge la revista Nature.

Al científico atmosférico Fred Prata se le ocurrió hace veinte años crear un dispositivo que incorporara una cámara infrarrojos para detectar partículas de silicato, presentes en la ceniza de los volcanes que al entrar en los motores del avión obstruyen el flujo de aire.

La erupción del volcán islandés en 2010 despertó el interés de la compañía aérea EasyJet y el fabricante Airbus. Ambos se asociaron para invertir en la spin-off Nicarnia Aviation, de la que Prata es científico senior, creada en colaboración con el Instituto Noruego de Investigación Aérea para intentar comercializar este detector de cenizas ante futuras erupciones en cualquier parte del mundo.

El espacio aéreo francés del golfo de Vizcaya será el escenario elegido el lunes para soltar desde un Airbus A400M, a casi 4.000 metros de altitud, una tonelada de ceniza artificial, imitando la erupción de un volcán. Un segundo avión comercial, el A340, equipado con el detector de ceniza, debía volar cerca de la nube mientras un tercer aparato de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Dusseldorf se encargó de medir la visibilidad desde dentro de la nube.

De salir bien, la iniciativa podría dar lugar a la comercialización de este aparato, tras haber servido con éxito durante un vuelo de prueba en 2011 a bajas temperaturas durante la erupción del Etna y del Stromboli. Ahora queda por saber si la nube artificial, que se disipa entre seis y doce horas, es visible para el ojo humano a medida que caiga sobre el océano.

Proteger los Juegos Olímpicos de Londres

La compañía EasyJet hizo público ese año que, una vez ajustado el dispositivo a los aviones en vuelo, la Autoridad de Aviación Civil británica (CAA) pidió disponer del detector de ceniza antes y después de la celebración de los Juegos Olímpicos de Londres, en julio de 2012. Incluir el sensor en los protocolos de seguridad aprobados por la industria área, “permitiría a los aviones entrar y salir de Londres y de Reino Unido de forma segura”, comentó entonces la aerolínea.

"Esta innovadora tecnología es esencial para la industria de la aviación y la gente que viaja, ya que promete minimizar las futuras alteraciones en vuelos causadas por actividades volcánicas, una amenaza real y creciente, puesto que se predice que el volcán Katla sea el siguiente en ponerse en erupción”, según explicó el jefe de ingeniería de la compañía de bajo coste, Ian Davies, tras el primer vuelo con éxito sobre el Etna, en 2011.

Islandia, mientras, mira con lupa el Katla, uno de los volcanes más potentes del sur de la isla, cuyos ciclos de erupción se repiten entre 40 y 80 años. La última vez que estalló fue en 1918 y los científicos prevén que cobre vida de nuevo en breve.

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