Como explica Quique Peinado, "el peligro empieza a los 20 grados bajo cero". "Si una persona está a la intemperie, sin abrigar, a esa temperatura empieza la congelación de los tejidos", añade. Además, puede perderse la conciencia y en media hora se puede morir.

A 25 grados bajo cero, "la cara, el rostro y las orejas comienzan a congelarse y, en 25 minutos, una persona puede llegar a morir", expone Peinado. Si la temperatura baja a 36 grados bajo cero, "se produce la euforia del montañero: si están sin abrigar empiezan a experimentar alucinaciones y se deja de percibir el frío", indica. Además, también pueden sufrir el llamado "síndrome del tercer hombre" con el que ven a un compañero fantasma que les reconforta.

Valeria Ros ha comparado ese síndrome con su adicción a la estufa. "Cuando no hace ni frío me la pongo porque me da tranquilidad, es mi paz, mi compañero de vida", argumenta. Y añade: "Yo, que estoy acostumbrada a ese calor, a cero grados estaría ya fatal".