Todo comenzó el miércoles 24 de julio en la madrileña estación de Chamartín a las 15:00 horas. Un total de 218 personas llenaron los diez vagones de un tren Alvia cuyo destino final era Ferrol. La hora de llegada tendría que ser las 22:00 horas, pero ese tren nunca llegaría a su destino ya que sufriría uno de los accidentes ferroviarios más trágicos de la historia española.

A las 20:42 horas, el tren Alvia con destino a Ferrol llegaba a la curva de 'A Grandeira', en Santiago de Compostela, lugar donde el destino tenía preparado un desenlace dramatico para los viajeros del tren.

El tren entró en una curva cerrada, difícil y limitada a 80 kilómetros por horas, y en ese momento uno de los vagones descarrila, y con el vagón el resto de la máquina. El vagón sale despedido a cinco metros de altura y termina en una carretera a 15 metros de las vías del tren.

El pánico se apodera del lugar del accidente, y los vecinos salieron corriendo para ayudar a las victimas antes incluso de los servicios de emergencias. Lo primero que vi es un vagón encima de la explanada, gente y cuerpos en el suelo", explicaba una de las vecinas que estuvo ayudando a los heridos del tren.

Mientras los vecinos y los servicios de emergencias se dedicaban a salvar personas, uno de los maquinistas gritaba desconsolado en las vías, "descarrile, que voy hacer, que voy hacer".

Continuaban llegando las noticias a los medios de comunicación, y las victimas alcanzaban la cifra de 45. El edificio municipal Cersia se habilitó para atender a los familiares, mientras que en la curva de 'A Grandeira' continuaban las labores de rescate. En el centro de trasfusiones de Santiago se colapsaba con los donantes de sangre que acudieron en masa. A esa hora, algunos medios de comunicación apuntaban a un exceso de velocidad como causa del accidente del tren en Santiago de Compostela.

El jueves 25 de julio el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, compareció muy emocionado ante los medios de comunicación "es el día de Galicia, el más triste de su historia, cualquier palabra es insuficiente para un sentimiento que solo se puede describir con lágrimas".

El número de fallecidos aumentaba hasta los 75 y la sala Multiusos Fontes do Sar se convirtió en un improvisado tanatorio. Los familiares esperaban noticias con la ayuda de 40 psicólogos especialistas en catástrofes.

A las 12:45 horas las labores de rescate se dieron por finalizas en la zona cero, y los técnicos de Renfe comenzaron a buscar las cajas negras del tren, donde quedan registradas las velocidades. Se apunta a que el convoy podía haber entrado en la curva a 190 km/h. Los vagones son retirados de la zona y las maletas de los viajeros trasladadas.

A las 18:30 horas el número es de 78 fallecidos, 90 personas continúan ingresadas y 34 de ellas en estado crítico. Este era el negro balance de una la tragedia que empezaba a tener nombres propios.

El viernes 26 de julio se identifican a 77 de los fallecidos, mientras que el paso de trenes se restablece por dos de las vías, intentando la curva de 'A Grandeira' volver a la normalidad.