Manuela Carmena llevaba meses hincando los codos y llegaba confiada al 26M. "Cuando el examen uno lo ha hecho bien, espera tener una buena nota", decía.

Sin embargo, finalmente el resultado del 26M no fue suficiente. "Sabemos que no voy a poder gobernar y, por tanto, no voy a seguir siendo alcaldesa", aseguraba la misma noche electoral Manuela Carmena.

La campaña del amor y la bollería casera "haciendo un Madrid de magdalenas" no fue suficiente. Carmena había ganado las elecciones, pero en su equipo no había ganas de magdalenas

Curiosamente, en los ganadores tampoco. En un principio, en la sede del PP despidieron a la alcaldesa como hace la gente muy bien educada. Después, ya llegó la fiesta.

"No culpo a nadie, ni se me ocurre culpar a quien haya tomado la decisión de presentarse a las elecciones", aseguraba el 26M Carmena. La ya alcaldesa en funciones de refería a Sánchez Mato, su exconcejal díscolo.

Los 42.000 votos de Madrid en Pie no consiguieron representación a pesar de que Pablo Iglesias se decantó por ellos en el último momento. "Creo que es importante que hubiera una movilización de la gente más de izquierdas para asegurar que Madrid en pie está dentro y son parte del próximo gobierno", respondía Iglesias.

Lo cierto es que ni siquiera sumando los votos de Carmena y Sánchez Mato hubieran salido las cuentas. Los partidos de derechas tienen 70.000 papeletas más que en las anteriores elecciones. Mientras que ha caído la participación en el sur de la ciudad.