Se llama Ángel Álvarez. Se refugió en Francia de niño, y todavía vive allí, donde es un héroe de la Resistencia. Su misión: asesinar nazis. "Cuando había un hombre difícil de matar, me mandaban a mí solo, aunque éramos cuatro", cuenta Ángel a laSexta Columna, y añade: "Hacía lo que tenía que hacer".
75 años después, Ángel sigue guardando con orgullo una chaqueta con especial valor para él. Apenas le caben las medallas en la solapa. Con solo 15 años, ya reventaba trenes nazis. "Era un equipo de sabotaje. Hacíamos saltar trenes", explica Ángel. Como tantos otros, acabó en un tren. Los nazis le capturaron y le condenaron a muerte. Su destino: un campo de concentración en Alemania.
Sin embargo, durante el viaje, Ángel consiguió escapar. "Ese tren se marchó de Toulouse, y yo me escapé el primero. Los alemanes gritaban '¡Alto, alto!', pero yo no me paré", continúa recordando Ángel. La suya es una de las muchas historias de los españoles que participaron, de forma obligada o voluntaria, en la Segunda Guerra Mundial.
Una historia de auténticos espías
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Columnas de la Historia laSexta columna ahonda en los diarios del jefe de los espías de la época, Emilio Alonso Manglano, para reconstruir cómo el poder se movió entre las sombras para tapar sus vergüenzas o destapar las del contrario.