Cuando empezó la crisis, llegó también la gran solución a todos los problemas: subir impuestos. Además del IVA, el Gobierno socialista subió las tasas indirectas sobre los carburantes, el tabaco o el alcohol y acabó con la deducción de 400 euros que ellos mismos habían puesto en marcha. La reacción del PP en la oposición fue fulminante. Y lanzan una gran promesa para cuando gobiernen: piensan bajar los impuestos.

La primera decisión de Rajoy como presidente es subir el IRPF. Es decir, castigar a los asalariados. A partir de ahí, otras 30 subidas que incluyen nuevos incrementos del IRPF, impuestos especiales e incluso aquel que los populares consideraban más injusto.

Además, ha creado nuevos tributos que afectan al sector eléctrico, a los depósitos bancarios, los hidrocarburos, el medioambiente y a los premios de Lotería. Resultado: hoy los españoles pagamos más impuestos que nunca. Y la gran pregunta es ¿lo hacemos en proporción a lo que ganamos como ordena el artículo 31 de la Constitución? ¿Pagan más los que más tienen?

Esta es una guía de cómo ser rico y no pagar los impuestos que pagan todos los demás. Lo primero es llevarse el dinero fuera de España. Las empresas tienen que pagar el Impuesto de Sociedades, un 30% de los beneficios. Pero la realidad muestra que apenas llega al 8%. Gran parte son declarados en otros países donde pagan mucho menos.

Un ejemplo: según cuenta El País, "Los siete gigantes de Internet pagan en España solo un millón de impuestos". El truco está en que trasladan su facturación a otros países donde la tributación es más baja. Y un dato muy claro: todas las empresas del Ibex 35, todas, tienen filiales en paraísos fiscales. En total, controlan ya más de 430, más del doble que en 2010.

Cinco letras, SICAV, definen el siguiente atajo para que los ricos paguen menos que el resto. Otro método de las grandes fortunas para evitar a Hacienda. Acogerse a la amnistía fiscal. Cada cierto tiempo, en España, se produce una.

Cuando el PP llegó al poder, puso en marcha la suya propia. Esta vez, para todo el que quisiese traerse su dinero negro a España. Sin necesidad de justificar la procedencia del dinero, sin sanción de ningún tipo, con la confidencialidad garantizada y pagando sólo un 10% a Hacienda, cuando el mínimo que se tributa de IRPF es un 24,5%.

El mecanismo ha permitido lavar su dinero a varios imputados en la trama Gurtel, incluido Luis Bárcenas, o a miembros de la red de blanqueo de Gao Ping, entre otros muchos presuntos delincuentes.

Si todo lo anterior no basta, hay otro recurso para no pagar impuestos: defraudar. España es ya el país con más economía sumergida y mayor fraude fiscal de Europa. Desde que empezó la crisis, hemos superado a los hasta entonces campeones europeos: Grecia e Italia.

Algunos estudios calculan que la economía sumergida ya representa en España un 28% del PIB. Un dinero que podría dejar en las arcas públicas unos 80 mil millones de euros. Más que suficiente para que España eliminase de un plumazo todo el déficit y los recortes se convirtiesen en inversión.

Ante esta desigualdad, ¿contra quién centra el Gobierno sus críticas por defraudar a Hacienda? Autónomos, pequeños empresarios, asalariados y parados. A todo esto hay que añadir las amenazas Montoro.

Todo esto explica por qué España, con un sistema tributario muy parecido al de nuestros vecinos europeos, recauda 10 puntos de PIB menos que ellos. Son 100.000 millones al año. Y por eso todos los gobiernos prometen una reforma fiscal profunda que no acaba de llegar.